¿Bailamos?

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Al llegar a casa encuentro a mi abuela sentada en el mismo lugar de todo los días, aunque esta vez tiene una sonrisa muy notable.

—¿Qué escondes abuela?

—¿Acaso dormí contigo? —reprocha, cruzándose de brazos.

Rio —Lo siento, buenas tardes, abuela.

—Buenas tardes, hijo —Se queda callada, girando lentamente y observandome de reojo.

—Abuela, te veo ¿qué pasa?

—Mira la vista, esta muy bonita.

Veo hacia el jardín, don Daniel tiene algo en sus manos que no logro distinguir porque estoy ciego pero se mueve.

—Anda para allá.

—Sabes que no lo haré.

Reviró los ojos y chasquea la lengua. Llama con la mano a Don Daniel y él viene enseguida. Cuando se acerca distingo bien lo que tiene entre sus manos: un cachorro. Mis ojos se abren como plato y sonreí inmediatamente. 

—Lo adopte, es todo tuyo... estoy psicológicamente de acuerdo con esto pero si veo una popo por ahí lo regalo.

Antes de recibir el cachorro voy hacia ella prar darle un abrazo de agradecimiento, luego agacho mi cuerpo para acariciar al nuevo integrante de la familia. Nunca pude tener una mascota, desde que tengo memoria a mi padre no le gustaba ningún tipo de animal, ni siquiera las hormigas. Es por eso que mi felicidad es tan genuina y desesperante. 

—¿Cuál será su nombre? —pregunta el alto. 

—Muy buena pregunta. —Giró hacia él y digo un par de nombres que se ocurren al momento, esto es un método muy eficaz para saber con cuál nombre obtengo toda su atención—. ¡Capitán! —exclame. Él se voltea muy rápido y viene corriendo hacia mi—Buen chico, Capitán será.

—¿Capitán? —dice asqueada, su expresión explica el disgusto de aquello. 

—Sí, abuela, ahora es pequeño pero crecerá y será un perro muy educado y cariñoso. 

Él ríe —Y sobre todo grande y fuerte. 

Mi abuela y don Daniel aceptan. Juego unos minutos con él en la alfombra e intento que se aprenda varios trucos pero fue un caso perdido. Es muy juguetón. Obviamente como todo perro tuvo su pequeño percance donde una enorme mierda se asomó por la carísima alfombra de mi abuela, antes de que ella lo viera lo limpie con rapidez. Por suerte luce tal cual gracias a que la misma era del mismo color de la caca. 

Subo a mi dormitorio y deje que mini Capitán entre. Me acomodo en la cama, escuchando su llanto fino y de un cachorro bebé. No puedo contener un pucherito. Estiro mi brazo y lo subo, dejando que pase su lengua por todo mi rostro. Estoy sonriendo de verdad, siendo como mis mejillas duelen de tanto reír. Recuerdo que esto solo pasa cuando estoy con los chicos de siempre. Ahora tengo dos razones muy importantes para que las arrugas de alrededor de mi boca aparezcan.

—Te voy educar, amar y cuidar como un padre hace con su hijo. No tuve el mejor ejemplo pero sé que no lo haré como él lo hizo.

2014

Capaz el único culpable eres tú—gritó, haciendo eco por el dormitorio. 

Claro que no papá, no digas eso.

—¡Claro que sí, Joshua! Por tu culpa tu madre se fue con otro nombre —explotó. 

 Tiene una copa en la mano, mientras habla la mueve haciendo un reguero en el suelo.

Mi vida en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora