Eres un valiente, Teddy.

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Desperté con el cuaderno en la cara, la guitarra aun lado mío y la alarma atormentando mis oídos. Levanté mi cuerpo con pereza, tirando el libro de notas hacia un lado. Me estiro y veo a mi alrededor. No sé como termine en la cama, fue como si hubiera perdido mi cabeza, dejándome llevar por algunas horas. 

Voy al baño, cepillo mis dientes, y voy a la ducha para abrir la agua caliente ya que está haciendo demasiado frío. Cuando salí con la tuya en la cintura, me acerco a mi cama en busca del cuaderno, cuando lo veo...

¿Termine la canción?

Busco mi celular con rapidez, cuando lo encuentro trato de llamar a Charlie. Después de varios tonos escuche una voz dulce y algo ronca al otro lado de la llamada.

Creo que la desperte.

—Lo siento, dormilona —dije, con una mueca de niño travieso.

Me había quedado dormida otra vez, si no llamabas de seguro seguiría en el quinto sueño.

Respiro ansioso —¿A que no sabes?

¿Mhm?

Aún esta media dormida —¡Termine la canción!

¡¿En serio?!

—¡Si! —exclame —Ayer no sé hasta qué hora me quede, el punto es que la acabe.

Ya la quiero escuchar.

—Pronto.

¿Como que "pronto"? —dice con amargura.

—Tengo que leerla otra vez y coincidir con las notas.

Está bien, ¿puedo estar presente cuando lo hagas?

Sonreí —Claro, te compraré un vuelo ahora mismo.

Rie —Calmate, Romeo.  

Seguimos conversando sobre el mismo tema hasta vestirnos y estar listos para desayunar. Voy para la cocina donde está mi padre con su típico smoking y Jennifer con un vestido azul marino, creo que va a salir. Charlie saluda a todos, se queda hablando un rato con mi padre, cojo algunas cosas de la refri y regreso para obtener mi celular. Mientras ella esperaba a su hermana, Jenny aprovechó para hablarle, le preguntó de todo un poco; el embarazo, de sus estados de ánimos, del trabajo. De todo.

—Tu español está mejorando bebé —establece mi padre después de colgar.

—¿Eso crees? —preguntó un poco avergonzada.

Mi padre le da un beso en el cachetes y le regala una sonrisa de apoyo —Claro que sí, ¿verdad Teddy?

Me quito el pan de boca y esperó un momento para terminar de ingerir —Si, te sale natural.

Pasamos el rato corrigiendo algunas palabras que decía mal. Luego, mi padre decidió ir a dejarme al colegio.  Al primero que encuentro al ingresar al colegio es a Lucas, de ojos verde esmeraldas, cabello negro azabache y con una sonrisa sensual según las chicas, haciéndola caer en su encanto. 

La puerta del baño se abre con rapidez, se trata de Sebastián. Es el más altos de todos, usa lentes y tiene cejas castañas al igual que su cabello. Él también lleva una hoja entre sus manos. 

Los veo muy inquietos, eso me inquieta a mi. 

—¿Qué pasó?

—Hoy es la expo, supongo que estás tranquilo porque tú sí estudiaste—reprocha Lucas. 

Abro los ojos como platos sin tener idea de qué hablan —¿Qué expo?

—Este pendejo tampoco estudio.

Mi vida en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora