Curiosito, ¿no?

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—¡Falta poco para la noche de talentos! —exclama Sofía.

—Y para la casa embrujada —digo.

—Cierto, me había olvidado que ese día viene primero que la noche de talentos.

—No quiero ir pero hay puntos por intermedio —gruñe acomodandome en el hombro de mi compañera.

Sofia hace un movimiento brusco, dejándome caer mi cabeza —Y tu papel.

—No me gusta, solo aparezco una vez y tan solo diez segundos —Cruce los brazos—. Por lo menos te eligieron para bailar y apareces más que yo.

Ella contempla mi rostro con indiferencia —Envidiosa.

—Solo quiero ser, por una vez en este año escolar, la protagonista. Desde pequeña he esperado ser la estrella del teatro.

—Tranquila, nos falta dos años más, todo puede pasar.

Asenti conforme a sus palabras.  

—Voy al bar, ¿quieres algo?

—Si tú no tienes plata —obvie. 

—Ya sé, pero christopher si. 

Y se fue, guiñandome un ojo y celebrando con su cuerpo una danza media rara. Parecía un pato intentado huir de un humano.  

En este año eligieron como tema High School Musical, soy la profesora Darbus.
Solo salgo en una escena donde los protagonistas son pequeños. No es que me moleste, solo desearía tener una papel protagónico. Me gusta actuar, es lindo tener la oportunidad de protagonizar a otro personaje y meterse en el papel. Es como conocer a una persona nueva, e interpretar su vida, sus actitudes o algo nuevo que no soy yo. 

No me gusta ser el centro de atención, pero cuando subo al escenario desearía que eso nunca acabe.

—¿En qué piensas?

—En cosas de la vida.

Se sienta colocando su cabeza en mi hombro —Tengo sueño.

—Duerme, aún falta para entrar

Sonrió tiernamente.

—Ok, lo haré.

Sumisamente él lo hace, quitando mi mano de mi regazo y acostándose en aquel. Sonreí negando con la cabeza. Desde hace un tiempo le comencé hacer mimitos por su rostro, cuello y cabello. Él siempre dice que me pagará, hasta este momento no lo hace, y sí que tiene una cuenta muy larga. Lo minutos pasan, él se queda totalmente dormido. Lo observe con delicadeza, tiene los ojos cerrados, su rostro está viendo hacia el techo y su labios están relajados. Es gracioso verlo tan quieto y profundamente dormido.

Quito la sonrisa, alzo mi mirada para ver una figura femenina viniendo hacia nosotros. Es Sofía. Antes de que ella se sentara, le hago una seña de silencio. Ella chasqueó la lengua —Si tiene audífonos.

Reviso sus oídos y efectivamente los tiene puestos. Es por eso que no había dicho nada cuando le dije que tenía un piojo.

—No me había dado cuenta.

—Te vi Charlie Fajardo —discrimina con sus ojos achinados. 

—¿De qué?

—Mirándolo.

—Claro que no.

—A mí no me mientes.

No le tome importancia, mientras tanto le ayude a comer la deliciosa hamburguesa que relucía entre sus manos. El timbre suena. Lo levanté suavemente para que no se asustara. Joshua se para contemplandome. Verlo con los ojos rojos, recién levantado, hace que el escalofrios viaje por todo mi cuerpo y que la montaña rusa se haga presente. 

Mi vida en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora