Lo haré, asesinando.

5 0 0
                                    

Joshua 

—¿Te gusta?

—Si, es genial —conteste. 

—Lo sé, no pensé que te iba a gustar tanto —expuso Javier muy alegre. 

La empresa de su padre es más grande de lo que imaginaba, tiene varias instalaciones con diferentes proyectos. Me gusta que no se concentre en uno solo y realicen varias cosas. Por ejemplos: venta de productos, de lugares, también realizan negocios de construcción de casas, de edificios. No hay una categoría en concreto, solo sé que son negociantes y que hacen muy bien su trabajo, ya que la empresa sigue en pie con tanta cosas marchando.  

—¿Ellos son los que hacen las llamadas?

—Sí, como las llamadas son a diferentes países cada uno habla por lo menos cinco idiomas —me informa, sacudiendo la mano para saludar algunos de ellos. 

—No quiero meterme pero deberían disminuir el personal.

Él se detiene enfrente de mi —Comprendo, pero así como ves tenemos más cantidad de clientes. 

—Sería mejor disminuir para ver más ganancia.

Ahora que lo pienso me siento egoísta porque estoy dejando algunas personas sin trabajo. 

—Eres inteligente, Joshua —sonríe —. Es por eso que mi padre te eligió.

¿Qué? ¿Para qué?

Mi boca no puede articular ninguna palabra, estoy tan sorprendido. No tengo nada que decir. 

Rie —Te lo iba a decir él pero me emocione y no puede más.

—¿Es por eso que toda esta semana me has traído?

—No, claro que no —Negó con la cabeza, preocupado —, recién mi padre me dijo que quería conocerte —expresó —. Solo te traía para que conocieras lo que un día me dijistes que te gustaría hacer.

Yo le sonríe. Pocos se han acordado de las cosas que les he hablado. Eso fue hace siglos, y me sorprende que el chico más olvidadizo del grupo lo diga como si se lo hubiera dicho ayer. 

Una mujer se acerca deprisa —¡Cómo tardaron!

—Lo siento, Camila —Se gira hacia mí y hace una mueca de niño travieso —. Ahí vamos. 

La señora vestida de secretaria nos acompañó, cruzando varias oficinas hasta toparnos con el ascensor. Fuimos al último piso, el que está por los cielo para llegar a las dos oficina de cristal separadas con una pequeña distancia. Una está vacía y la otra está el padre de Javier, quien nos recibe con una sonrisa. Nos despedimos de la señora Camila y tomamos asiento en los dos muebles que están al frente del padre de Javier.

—Jóvenes, ¿cómo están?

—Bien —respondimos al mismo tiempo. Nos miramos y sonreímos sin mostrar los dientes. 

—Veo que ya te lo dijo —comienza.

Asentí —Sí.

—Bueno —Acomoda varias hoja y las coloca aún lado —, ¿no te gusto?

—No, claro que me gusto la idea, solo...

—Revisé tus notas y no te miento que están bajas pero comparadas con dos que son esenciales para esta empresa —Hace una pausa poniendome unos papeles de frente —; matemáticas y emprendimiento. 

Sonreí de nervios —Voy a ser sincero, soy muy malo en matemáticas. Yo solo copio. 

—¿Y en emprendimiento?

Mi vida en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora