Bueno, ¿por dónde empezamos?

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Sábado: Ir por ahí con los besties.

Nos encontramos en la entrada de un lugar del sector, la mayoría fue por su cuenta. Cuando lo vi, me sorprendió no sentir esa montaña rusa que tanto odio. Aunque fue raro, no le dí importancia. Mi mirada solo está él.

Teddy. Mi dulce Teddy.

Fuimos por todas la calles de la ciudad, visitamos cada lado turístico y cruzamos por los bosque que encontrábamos. En cierta paredes marcamos nuestros nombres para que después de un tiempo sí volvíamos a pasar por ahí, recordemos este momento.

En todo el camino, el chico caballo extendía su índice para yo sostenerlo. Es un pequeño detalle que siempre hace cuando estamos caminando por largos pasillos, calles o lo que sea. Es lindo. Me gusta cuando pasa eso. 

Luego caminamos hacia el parque donde él y yo nos conocimos. Y le contamos nuestra pequeña historia a detalles, cada uno escuchaba atento y curioso. 

—Qué bonito, lo de nosotros inicio por un "Hola" —dice Chris, quien juega con el césped.

—No fuiste el único —añade Javier haciendo un puchero.

Ella suelta un grito de euforia —Yo fui la privilegiada.

Jessica fue a la segunda persona quien le hable por mi propia cuenta, ya que, a los demás los conocí por otros, o ellos se acercaron para conocerme. 

Claro está que Teddy fue el primero. 

A veces se me hace muy difícil ser amigos, y peor cuando tengo que hablar con personas de mi edad que no conozco. Es muy difícil establecer una conversación de su agrado. Tan solo pensar en eso los escalofríos aparecen. Por suerte con los chicos fue más sencillo. Si uno se juntaba, todos lo hacíamos, y realizábamos un solo grupo.

—¿A ustedes se les presentó y les dijo "hola"? —dice muy herido el chico que está recostado en el hombro de la deportista—. A mi me negó ayuda, me miro mal pero desde ahí me cayó super bien.

Todos nos reímos del pobre Joshua.

—¿Por qué te caería bien alguien que te miro mal y... te negaría ayuda?

—No lo sé, ¿será porque fue la única que me vio de ese modo? —inquirió, pareciera que la pregunta fue para él también porque se quedó pensativo. 

—O sea ¿que yo no te caí bien por no mirarte mal?

Él niega la cabeza —Ni siquiera te había visto.

Todos dicen —¡¡Oh!!

Karen se sorprendió aceptandola cabeza y él la abrazó. —En ese momento no.

Creo que sí tienen algo. 

—¿Y por qué lo miraste así? —pregunta Sofía, quien se acercó para sentarse a mi lado. Chris también hace lo mismo.

Les encanta el chisme, ¿no?

Por una extraña razón siento la energía de nostalgia junto a mi. Giro mi cabeza para observar al desanimado chico poeta. Su rostro luce como un viejo chismoso pero con un toque de querer salir corriendo de ahí. Sé por lo que está pasando, lo viví hace mucho. Pero todo se está confundiendo y odio no poder hacer nada. 

—Sí, Charlie, dinos —dice Joshua muy curioso y con una amplia sonrisa.

Todos me miran. Les sonrío, preparando mi mente para contarles a detalle del porqué, y lo hice.

—Suena tonto, lo sé.

Él está enfrente de mí, mirándome divertido con su sonrisa torcida y coqueta.

Mi vida en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora