¿Soy tan olvidable?

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Parte 1/2

Al llegar la pequeña chica sale para saludarme y despedirse de mi hermana, luego coje mi mano para subir las escalera donde va contando un poco de quienes están arriba, que han hecho, evitando pronunciar su nombre porque algo de coraje le tengo, aún asi lo controlo. Cuando abre la puerta observe a mis antiguos amigos del año pasado. No los he visto desde hace mucho porque siempre cuando ellos salen, no puedo ir.

El primero en saludar es Max, un chico un poco más alto que yo de cabello oscuro, tiene marcas de acne, ojos marrones y con un aspecto asiático, es delgado y tiene un estilo de ropa muy variado. Es una persona muy simpática, altamente cómica y cool.  

Luego caigo en los brazos de Kevin. El año pasado tenía su cabello churro y largo, ahora es calvo, no totalmente pero si. Es de contextura gruesa, moreno y usa lentes. Tiene algo de humor negro, aunque se ríe de la bobadas que hace Chris.

¿Quién no?

El último no hace un ademán de levantarse o querer saludar por su cuenta, su narcisismo de tener la atención de todos en el momento de yo tomar la iniciativa en saludarlo son muy obvias. Obviamente lo hago porque no hay de otra. Entonces, sonreí con los labios cerrado caminando hacia él mientras un silencio incomodo, que justo en ese momento, se instala en el lugar. 

Ricardo... un chico que tiene un cabello excesivamente rojo, labios gruesos y rosados, y una altura que te mueres. Es algo egocéntrico y narcisista, aparte de eso, es un chico atento y carismático. Es un skater y tiene un estilo como uno. 

—Por fin no seré la única mujer en este lugar —exclama atrás mío una voz femenina, quien trae varios vasos en la mano y una botella de club verde.

—¿Y Karen?

—No sabe si viene —Chasqueó la lengua—. Es obvio que si vendrá pero es lo que dijo. 

La pequeña coloca una cerveza en medio de la mesa. Dos segundos después está vacía en la manos de Kevin. —¿Solo una? 

—¡Ush! —quejó, levantándose con coraje —Ya regreso.

Cuando la presencia de mi mejor amiga desaparece, siento la mirada de alguien —Estás muy linda, Charlie.

Un silencio incómodo se instala en la pequeña sala con muebles alrededor de nosotros, uno azul y uno verde, ambos oscuros. Tenemos una mesa en medio para colocar los vasos, cada uno en cada esquina. Kevin aclaró su garganta para segundo después romper el silencio.

 —Bueno... ¿qué has hecho en los últimos meses?

—Nada, los mismo de siempre.

—¿Cierto que vino Teddy? —pregunta muy curioso.

—¡Ah, sí! Vino pero se fue rápido porque tuvo un inconveniente—digo rápidamente para evitar el tema —¿Cómo vas con el entrenamiento?

Max comienza hablar de sus días en la cancha de futbol, es interesante escuchar a alguien cuando habla de algo que le apasiona, le gusta y le fascina. Es emocionante ver como su sonrisa sobresale de sus labios o cuando sus ojos brillan por algo impactante que pasó en alguna de esas situaciones. Es realmente agradable. Mientras él sigue, siento la mirada del punto rojo que veo de reojo, junto a Max. Mi incomodidad prevalece en su interior pero quiero salir corriendo de aquí, ya que, sus miradas no son cómodas. 

Recuerdo cuando tuve un cliché con él, fantaseaba casarme con un vestido rojo intenso, que me enseñe a patinar, o que fuéramos de viaje a cualquier lugar del mundo para que todos vean lo hermoso y pelirrojo que era mi novio.  

Tenía catorce años, cosas de niña.

No quiero quitar la vista de mi compañero entusiasmado, después pensara que estoy aburrida y que su tema no es de mi agrado, pero es todo lo contrario. Es mejor que mi mirada prevalezca en él e ignore por completo el molesto punto rojo que está mirándome fijamente con aquellos ojos que antes hacían derretir con facilidad.

Mi vida en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora