¡Feliz navidad Hijo de putas!

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—Charlie.

—Joshua. —Le sonreí, luego la veo a ella —. Hola Natalia, ¿cómo estás?

—Muy bien, reina —Se acerca a él —. Vamos arriba.

El chico se acerca a su oído, ella se muerde los labios sonriendo traviesa. No quise ver más su pequeña escena y voltee mi cuerpo para comer mi helado tranquilamente. Al escuchar la puerta, me gire de nuevo para apoyarme en el mesón. Pego un brinco al ver la figura de Joshua parada en el mismo lugar.

—¿Qué comes?

—Helado.

—¿En una fiesta?

—¿Qué tiene? 

Él se acerca y se sienta a mi lado —Nada.

—¿Quieres?

—Yep.

En el tiempo que le iba sirviendo, el silencio con la música en el fondo se apoderó del momento. No fue incomodo, al contrario, fue relajante. 

—Creo que te esperan —rompo con el silencio ya teniendo los dos unos vasos llenos.

—No, no iré. 

—¿Qué? ¿Por qué?

—Le dije que no iré 

Bufo —Su rostro no era definitivamente de un rechazo.

—Bien —Acomodo su trasero en la silla quedando frente a mi —. Ella me propuso algo que prefiero no hacer. 

—¿Qué te dijo?

—No, olvidalo. 

—No creo que sea algo que no haya escuchado otras veces, no soy tan san...

—Me propuso que hagamos un trío.

Eso sí que fue una sorpresa. Nunca lo habia escuchado como una propuesta. 

—¡Dios!

—Si, Dios. 

—¿Chica y chica? —pregunté aún más curiosa.

—Si.

Lo dice tan relajado que me asusta.

—¿Por qué no aceptaste?

—Porque no funciona así

Me guiño el ojo al terminar su helado. Se levanta y pasa por mi lado chocando con mi hombro. 

—Eso es algo obvio, ¿no?

Niega varias veces con la cabeza—No, no todas las personas lo saben.

—Hablas como si fueras un experto —hable genuinamente sorprendida.

 —Oh, Charlie —Ríe y termina de secar el vaso que recién lavado —. No soy virgen y es algo obvio, ¿no?

Trague profundo. No quise preguntar eso. Espera, ¿lo hice? ¡Diablos!

—Lo-lo siento, no quise...

—No te disculpes tonta. Somos amigos, podemos hablar de estas cosas.

—Si, por supuesto. 

—No te sientas incomoda, Charlie. No porque no hayas hecho algo por el estilo no significa que no tengas que hablar.

—De hecho...

La puerta se abre bruscamente, pero Joshua no me quita la mirada encima.  

—De hecho, ¿qué?

—Chicos, los he estado buscando por toda la puta casa. Han visto lo gigante que es. Que hijos de putas son —Karen luce demasiado ebria para recordar este momento.

Mi vida en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora