AUTO XVI

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En la ciudad torcida
donde los sueños son lo que parecen,
el viento muerto se tropieza
con el color de la sangre.
Soplos de ausencia, discípulos de la nostalgia,
y cuerpos convertidos en paredes,
cubren las vidas danzantes
como vestiduras que quitan la desnudez.
En el principio y en el fin hay sombras grises
serpenteando desde la retaguardia
eyectadas en todas direcciones,
con la sutileza de un susurro
entre hojas de papel manuscritas,
que atraviesan los pensamientos
en gritos, gritos de varios metros
y aunque quisiera yo tener el objeto,
quisiera lo extraño que encierra su cuerpo
no podría, no podría...
Porque entre los barrotes de mi celda
hecha de los mismos materiales
en el pecho ahonda una carga
que ahoga.
Ahoga.
En la ciudad torcida
llena de miles
vacía de nadie.
Fuego

TAQUIPSIQUIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora