DEDUCCIÓN

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Los deductores se apoderarán del concepto, más en la justicia sempiterna, a la vista de sus ojos, habrán de profundizar en mi mar, y aunque desde aquí vean el fondo, no se verá en el cielo, y es entonces cuando sentirán dolor de que sea tan profundo.
Los deductores me verán sufrir por amor, me verán lamentar y patalear, pero el dolor no existe y será entonces olvidado y desterrado de mi corazón.
Queridos deductores:

¿No veis como vivimos todos muertos, en el jardín más hermoso que se pudiese imaginar? 


Si me preguntase a mí mismo, como se debería evadir el dolor, contestaria lo siguiente:

"-No evadiré el dolor, el dolor no existe."

Y seguiré el camino del sufrimiento, andaré por sus sinuosos senderos, hasta que al fin me encuentre con mis deductores y mis palabras hablen:

"-He llegado aquí por estos senderos de dolor, no he venido para enseñar mi virtud o para que mis pasos sean ahora los vuestros, solo miradme. Estoy aquí."

Los deductores, harán honor a sus calificativos, y deducirán, pero yo no usaré mis ojos para ver, ni mis oídos para escuchar o interpretar sus gestos y movimientos, yo no deduzco.
Yo soy dolor.
El dolor dejará de caminar por senderos sinuosos.
El dolor enseña a los deductores, desde la profundidad del infinito, y dice:

"Después de deducirlo, ahora sé que yo soy todo.
Y no existo. "

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