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Vida pasada

...

—¿Esa es la diosa Gea-sama?

—Si, es la diosa..

—Mira su cabello, es tan lindo y brillante...

—Pero, ¿Y sus pechos?? Es plana como tabla...

—Aun así es muy mona...

...

Realmente estaba cansada, cansada de todas esas voces que inundaban sus oídos. Suspiro con pesadez y tomo sus cosas para posteriormente retirarse de aquella pequeña cafetería en la cual se encontraba...

—Solo por ser la madre del panteón griego??.. solo por eso?? Ni siquiera es fuerte...

—Apuesto que es muy débil, solo mírala.. es chaparra y sus brazos parecen fideos...

—Solo tiene carne en las nalgas..

—Eso es nuestra queridísima Gea-sama??

Mordió su labio inferior, estaba enojada con todos eso dioses de quinta que la criticaban sin siquiera conocerla. Cómo es posible que simples dioses sin ningún rol en juego puedan sentirse tan superiores??.

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Muy lejos de aquel hermoso lugar, especialmente en el lugar donde se llevaba acabo la junta a la que había asistido Poseidón. El mismo había sentido la presencia de la pelirrosa dispararse como corte al cielo, se levantó del lugar donde estaba sentado y seguido de las miradas de los demás dioses se dirigió a la salida. Otro dios también había sentido a la pelirrosa, no obstante era cosa de los dioses de Grecia y no podía intervenir, aunque si le intereso aquella extraña presencia.

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—¡Silencio! –gritó a la nada tapando sus oídos–

Después de escuchar aquellas horribles palabras de los demás dioses había corrido en dirección a la zona boscosa de la isla. Se oculto entre los frondosos jardines y trato de contener toda la energía que golpeaba su interior para poder salir. No era la primera vez que le ocurría. Hace algunas semanas atrás despertó somnolienta, sin ganas de de hacer algo y terriblemente triste. Lo atribuyo todo al día en que desterraron a Ares, ese mismo día se cumplían cuatro meses desde que habían enviado lejos a su amigo. Durante todo el día su ánimo había decaído, no tenía energías y cada que veía a su ventana unas tremendas ganas de llorar se apoderaba de ella. A Poseidón se le hizo raro ese cambio de actitud, no obstante no le tomo mucha importancia y le permitió a la chica estar todo el día en su habitación.

Sakura se retorcía entre sus sábanas, no eran pesadillas ni nada por el estilo. Cientos sino miles de gritos atormentaban sus oídos y no la dejaban descansar. Agonía, tristeza, odio y muchos más sentimientos atacaban su corazón. Lloro amargamente aún envuelta en sus sábanas, quería gritar, gritar para liberar todo aquello. Y lo hizo, grito tan fuerte que las ventanas retumbaron, grito tan fuerte que los dioses en el Olimpo tuvieron que agacharse y hacerse ovillo para cubrirse del terrible llanto de Gea. Ese día la tierra tembló.

Poseidón corrió hacia la habitación de la pelirrosa, tumbo la puerta y lo que vio lo dejo atónito. Envuelta en un capullo de espinas negras se encontraba Sakura. Corto las enredaderas, con precaución de no lastimar a la deidad. La encontró ahí, lastimada por las espinas negras que aún la mantenían unida al capullo de las piernas y los brazos. Estaba aún llorando...

—¿Por qué me siento así? –preguntó presa del dolor que la atormentaba–

—Debes de tranquilizarte.. –Sakura sonrió amargamente– ..tus emociones están en disputa contra tu energía, calma tu interior...

—Tan fácil decir querido Poseidón.. escuchó a lo lejos el llanto de un bebé, nadie lo atiende y sufre.. ¿Que debo de hacer como madre?..

Los azules ojos de Poseidón la miraron directamente a los ojos. Sakura sonrió entre adolorida y sorprendida. Aquel dioses tan arrogante, el tirano de los mares, el dios entre dioses, El dios del mar la miraba a los ojos como una igual.

No podía ser delicado ni aunque así lo quisiera. La tomo de su cintura y la retiró con fuerza de las espinas. Sakura hubiera gemido, no obstante quedar noqueada después de unos minutos. La sangre salpicó las sábanas y parte del suelo, la cargo cuál princesa y camino con ella hasta una habitación libre. Llamo a la servidumbre y pidió que limpiarán la habitación de Sakura. Al llegar a su objetivo la dejo sobre la cama y retiró su ropa, solo para que está no de pegará a sus heridas. Se disponía a salir por algo para curarla pero el resplandor verde de unas llamas llamo su atención. Una por una las heridas de la deidad se iban sanando. Los párpados de la chica se abrieron lentamente revelando un intenso color verde, observó el techo y luego a la izquierda. Poseidón no tenía ninguna expresión en su rostro pero sentía una gran curiosidad por aquellas llamas verdes...

—Veía una enorme guerra, una luna roja y pétalos de cerezo.. En verdad, ¿Quién soy?.. –cerró nuevamente los ojos para está vez quedar en un sueño profundo, del cual no despertaría en algunos días–

—Tambien me lo pregunto...

...

—¿Que es lo que sucedió está vez? –la chica levantó la vista, previamente estaba echa una ovillo en el suelo abrazando sus piernas y con la cabeza enterrada en el hueco que se había creado en medio–

Ella negó antes de que el rubio formular otra pregunta. El suspiro y miró lo que había echo en el lugar. Los árboles, el pasto, los arbustos y las flores habían crecido excesivamente, pero no como suelen hacerlo. Aquellas plantas habían crecido de una tonalidad negra, tanto como el carbón. Y ella nuevamente estaba enredada entre las espinas, aunque solo eran sus piernas...

—¿Que es lo que viste está vez? –pregunto comenzando a cortar las espinas que mantenían aprisionada a la chica–

—Esta vez vi un fuego eterno color naranja rodeado de una obscuridad profunda, a los lados nuevamente vi pétalos de cerezo.. –dijo deprimida siendo cargada por Poseidón para que las plantas no la aprisionaran–

—Lo recordarás..

—Perdón...

—Ni lo digas escoria humana...

◈♢Sakura contra la ira de los dioses♢◈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora