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𝓞𝓻𝓪𝓬𝓾𝓵𝓸𝓼

Sakura abrazaba su cuerpo como si fuera la última vez que lo vería, estaba sentada en un rincón de su habitación con su lindo felino de tres cabezas color negro. Las tres cabezas maullarón con tristeza al sentir el aura tan tensa de su ama. Sakura abrazo con más fuerza al animal, quería sentirlo, pero además de su amor incondicional por el felino quería sentir que estaba en la realidad y no en una de sus pesadillas, las cuales cada vez ocurrían con más y más frecuencia.

Por otra parte, Poseidón se encontraba sentado en la mesa del comedor, tenía su rostro recargado en una de sus manos y veía el vacío como queriendo encontrar alguna respuesta. Una idea resplandeció en su subconsciente. Tomo su tridente y camino a la habitación de la escoria humana.

Ella estaba ahí, acurrucada en una esquina abrazando a su felino...

—Vamos.. –con una simple seña de manos la pelirrosa se levantó del suelo y camino hacia el rubio– ..iremos con alguien que te ayude.. o al menos con alguien que sepa lo que te está ocurriendo...

—Tengo miedo.. –Poseidón la vio desde arriba, era solo una insignificante cucaracha a la cual podía pisar sin ningún problema–

Pero no lo hacía por dos motivos; La más importante era la orden que le había dado Zeus, que aunque no tuvieran una buena relación, tenía que acatar sus órdenes al ser el jefe de los dioses de Gracia. La segunda eran esos ojos verdes. Lo sacaba de quicio, lo metía en problemas y lo preocupaba. No podía tener ningún tipo de sentimientos hacia la escoria a quien todos llamaban Gea, no era un dios, no era un humano, ¿Entonces que era?.

—Poo-san.. –el rubio frunció el entrecejo–

—No me llames así.. –siguió caminando siendo seguido por la pelirrosa–

—¿Con quién vamos?.. –tironeo su pulcra chaqueta blanca ya que el rubio había comenzado a caminar más deprisa–

—No hagas más preguntas y sigue caminando.. –dijo frío. Sakura bajo la mirada–

Un pequeño chasquido de energía hizo colisión con la aura del rubio, no era la misma que siempre sentía al lado de la pelirrosa, está era diferente. Era diferente pues además del temor que en ella se encontraba también había un poco de tristeza. Camino más despacio, luego se detuvo y volteó a ver a la pequeña deidad.

Ojos verdes contra azules chocaron. Despacio y sin ponerla alerta la tomo entre sus brazos y salieron del templo. Ninguno dijo nada, ni mucho menos cuando se montaron en Pegasus y surcarón los cielos con destino incierto.

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Aún se encontraban en el límite de su panteón, pero ahí no habían los lindos colores vibrantes que encontrabas por las montañas o los brillantes rayos de sol que golpeaban tu cara en el punto más alto de la cima del Olimpo. No, ahí todo era gris y daba miedo. En las montañas no había ningún tipo de hierba, no habían ríos y mucho menos animales por los alrededores. Lo único que destacaba en aquel inhóspito lugar eran ellos sobrevolando las montañas.

Sakura volteó hacia el rubio, su cabello se había corrido hacia su cara por causa del viento, con cuidado lo retiro de su rostro y así miró mejor a la deidad. Poseidón la volteó a mirar, aún estaba cercas de su pecho y podía sentir su aura entre mezclarse contra la suya, era calida y algo confortable...

—¿Que es este lugar?.. –preguntó mirando las altas montañas que terminaban en picos afilados–

—Donde viven ellas..

No dijo nada más, solo siguieron volando hasta que Pegasus aterrizó en la cima de una montaña, la planicie estaba libre de rocas y en medio había un fogón con un caldero que desprendía un color verde fosforescente, alrededor del caldero habían tres mujeres con pintas de bruja y con las caras tapadas con trapos viejos. Sakura tembló y se acercó más al cuerpo del rubio. Poseidón camino hacia ellas aún con la pelirrosa entres sus brazos, no podía dejar que sus pies tocaran aquel lugar...

—¿Que es lo que quieres dios de los mares? –preguntó una con el extremo de un hilo delgado entre sus manos, el otro extremo era tomado por la segunda hermana, la última se acercó a ellas y con unas tijeras oxidadas corto el hilo–

—No muchos nos visitan, ¿Por qué un dios tan importante viene a nuestra guarida?.. –pregunto la segunda sosteniendo la punta de otro hilo–

—Ella..

—La falsa dioses Gea.. –dijo la de en medio, Sakura tembló cuando levantó la vista– ..soy el presente, se lo que ocurre.. quiero verla, acércate..

Poseidón camino con cuidado sosteniendo el menudo cuerpo de Sakura entre sus brazos. Ella sentía miedo de esas brujas. La que hablo dejo aún lado el hilo que estaba tomando y de entre sus ropas saco un objeto redondo, el objeto parpadeo dona veces dejando aún más asustada a la pequeña deidad...

—Sakura.. pero no es la Gea de este mundo o si, ¿Hermana?.. –la que sostenía el otro extremo del hilo camino hacia su hermana y le arrebató el ojo, lo sostuvo a la altura de su cara y miró de principio a fin a la pelirrosa–

—Sakura Haruno, diosa de otro planeta pero del nuestro no.. ¿Que haces tan lejos niña?.. –cualquier otro dios hubiera mostrado su asombro pero Poseidón no, aunque por dentro se preguntaba mil cosas sobre la chica que tenía entre sus manos– ..¿Quieres saber cómo moriste?..

—Dos chicos.. –murmuró la pelirrosa. La que sostenía el ojo sonrió debajo del trapo–

—Uno rubio, contenedor de un demonio y rechazado por todos, y un azabache, segado por el odio y la venganza.. –dijo con claro asombro, pero no tanto, ella ya lo sabía– ..y tú, una niña enamoradiza, tonta, inútil, una completa molestia para todos.. ¿Como pudiste ser una diosa?...

—Mi nombre..

—Tu nombre, Sakura; botón de cerezo y Haruno; campo de primavera.. Una diosa inútil... –soltó una risa horrible que la hizo temblar– ..¿Era lo único que querían?..

—¿Porque murió? –preguntó Poseidón acomodando mejor a la rosada–

—¿Porque?, pues fuera por la misma razón en que murió aquí..

Ambos no preguntaron nada más, solo guardaron silencio y se retiraron del lugar. Aunque la última de las tres hermanas miró con una sonrisa más que horripilante a las dos deidades que ya se iban, ella sabía el futuro y ya miró lo que les esperaba a ambos.

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Regresaron al Olimpo cansados de su viaje, tanto mental como físicamente. Al menos ya sabían cómo había muerto Sakura y por qué. Pero lo que ahora determinaría el futuro de la pelirrosa era la desición que tomaría Poseidón, si decirle a Zeus sobre lo que escucharon de las oráculos o guardar todo...

—Poo-san.. –como supuso Sakura era más lista de lo que pensaba–

—Te quedarás aquí, de esto no hablaremos.. –Sakura abrió grande los ojos– ..ve a descansar..

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Espero que les haya gustado.

—La muerte es inevitable Poseidón..

◈♢Sakura contra la ira de los dioses♢◈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora