◈♢Sakura contra la ira de los dioses♢◈

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Una cama esponjosa con relleno especial de lana de oveja, cojines de plumas de ganso, frazadas de una tela muy ligera y fresca. Ningún humano podría aspirar a tener una cama como la suya. Poseidón es un dios arrogante y serio, por lo cual debe de tener una cama que llegue a sus espectativas. Haaa~ tan cómodo y tan tranquilo, a lo lejos se escuchan los sonidos de los pájaros trinar. Sonrió inconcientemente entre su sueño.

Sakura estaba al pie de la cama con una expresión extraña en su rostro, jamás había visto al dios del mar sonreír, era muy inusual. Lo tocó varias veces pero este no despertaba, lo pico en la mejilla izquierda y aún así no daba ningún indicio...

—Poo-san.. –murmuró despacio para que esté no despertara rápidamente y le echara la bronca, pero seguía dormido. Inhaló profundamente– ..¡POO-SAN!

Sus ojos lentamente se abrieron hasta que se acostumbro a la luz que se filtraba por las ventanas de su habitación. Lo primero que vio al sentarse en la cama fue a su fastidiosa pelirrosa llena de alguna clase de cosa blanca en sus manos y parte de su rostro, llevaba su cabello recogido y un mandil por arriba de su vestimenta, la cual parecía un vestido largo de una asa color verde olivo...

—Hice el desayuno Poo-san.. –dijo sonriente–

—No me llames así humana.. –gruñó molesto y se levantó de la cama, ahí estaba el Poseidón de siempre– ..por qué no dejaste que las esclavas hicieran el desayuno...

Sakura se había tapado los ojos con sus manos pues el rubio había comenzado a cambiarse sin importarle que aún estuviera ahí...

—Las pobres estaban cansadas, al parecer atender a todos en el palacio es un trabajo muy duro.. –aun con los ojos tapados se sentó en la cama de un saltó– (WOW.. está cama es muy cómoda)...

—Simple, si mueren se sustituyen por otras.. –la pelirrosa frunció en entrecejo. Poseidón tomo las manos de la pelirrosa y las movió para que ya viera–

—Eso es cruel..

—Somos dioses, así somos.. –Sakura suspiro–

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Delante de el no estaban los típicos platos que suele comer. No, en la mesa había una torre de pancakes, fruta picada, yogurt, tocino frito y una gran jarra de zumo recién exprimido...

—No sabía lo que comías, así que prepare algo que hacía con Ares.. –dijo con la visa baja– ..antes de que se fuera... ¡Espero que te guste! –gritó sonriente y comenzó a comer–

Olía extraño, demasiado dulce pero salado, quizás por el tocino. Su estómago gruñó. Corto una porción de un pancake y se lo llevó a la boca, el dulzor de la masa explotó en su boca, sabía cómo la mismísima ambrosía!!!!. Sakura sonrió para sus adentros...

—¿Y?¿Te gustó? –preguntó tiernamente. El rubio volvió a poner su misma expresión de desinterés–

—Es pasable.. –la chica sonrió con los ojos cerrados–

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Su lindo corcel alado volaba surcando las nubes, ella extendió sus brazos sintiendo el aire rosas su delicada piel, su vestido ondeaba por el mismo aire, una escena digna para cualquier pintor famoso. Lo mejor de volar era que podía ver la creación divina, aquellos humanos que se habían ganado un lugar muy grande en su corazón. Se recostó baca abajo sobre el lomo de Pégasus y observó a los humanos labrando la tierra, alimentando a sus ganados, jugando y hasta holgazaneando debajo de las sombras de los árboles. Pero haya, más lejos de aquel hermoso lugar, se encontraba un pueblo avejentado por la edad, los aldeanos heridos, delgados por la falta de alimento y en condiciones poco saludables. Más todo aquel mal que los domina por fuera era opacado por sus sonrisas, cada uno de ellos tenía una sonrisa en sus labios. Era como si sus desgracias no les importarán.

Bajo del cielo y, por segunda vez durante su corta existencia, tocó el suelo con sus pies descalzos. Antes de entrar a la aldea se colocó una capucha gris que cubría todo su cuerpo y su llamativo color de cabello. Camino por las calles, los aldeanos sonreían y compartían los pocos alimentos que tenían. En el centro de la aldea todos se aglomeraron, sentados en el suelo o simplemente parados, absolutamente todos escuchaban la palabra de un sujeto. Sakura se escondió más en su capucha. El sujeto hablaba y conmovía con sus hermosas palabras a la multitud. Ella quedó fascinada con lo que les contaba.

El y ella tenían algo en común, si nadie ayudaba a los humanos ellos lo harían. El no era un dios, solo era un humano que había cautivado su corazón y provocó que el amor que tenía hacia sus hijos creciera más y más. Sonrió para si misma y corrió hacia el bosque, donde había dejado a Pégasus, corrió feliz prometiendo que esa noche bailaría para sus hijos, bailaría para que todos en ese pueblo prosperarán.

El de cabellera rubia miró hacia una parte lejana en el bosque, sonrió mostrando sus colmillos y comió un frijolito.

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—Donde estuviste??

—¡No te voy a mentir! –gritó fuerte, en sus ojos se observaba un brillo especial. Poseidón inhaló y exhaló tan tranquilo como siempre, espero pacientemente su respuesta–

La chica pasó de largo al dios y entro al palacio. El rubio quedó parado en medio del patio trasero, haaa~ la noche era fresca...

—(A ver, a ver.. ¿Que paso?)

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Espero que les haya gustado.