-¡Chica!.-El hombre se dirigía a la menor, quien limpiaba las ventanas.
-¿Pasa algo... señor?.
-Creo que como toda mucama deberías tener un uniforme.
-¿Uniforme? ¿es enserio? ¿en qué año vive?.-Se cruzó de brazos disgustada por la idea.
-Ay, linda, no me importa lo que opines. Si yo digo que debes usar uniforme ¡VAS A USAR UNIFORME! ¿OKAY?.
Ese cambió de tono de voz asustó a Chica. No tenía otra opción, debía obedecer sus ordenes.
-Lo dejé en tu cama. Ve, pontelo y vuelve a tu trabajo, ya.-Y sin decir más, volteó y siguió su camino.
-Vi, pintili y vilvi i ti tribiji, yi.-Imitó su voz en un tono burlón.-No queda otra. A ponerse ese estúpido uniforme.
•
-¡Agh, odio esta falda, es muy corta!.-Se quejó mirándose en el espejo.-Estúpido señor Fazbear.
Dio un profundo suspiró y se dirigió al primer piso, para seguir aseando el lugar.
Hasta que la puerta principal fue abierta.
Era Freddy, pero no estaba solo.
A su lado se encontraba una chica pelirroja, quien tomaba la mano del castaño. Junto a ellos habían dos chicos, uno pelirrojo y otro pelimorado.El de cabello pelimorado pisó el suelo, manchándolo con barro... a propósito.
-¡Oye, fíjate por donde pisas!.-Exclamó la menor fulminando con la mirada al muchacho.-¡¿No ves que estoy limpiando?!
-Así que eres la nueva mucama, ¿no?.-Habló él clavando su mirada en ella.
-Sí, ¿qué tiene?.-Llevó sus manos a la cintura.
-Bueno, es tu deber limpiar lo que nosotros ensuciamos, eres la mucama después de todo.
Las mejillas de Chica ardían del enojo, lo miraba con furia, con ganas de lanzarse a él y darle su merecido.
-Bonnie, ya déjala...-Habló Freddy defendiéndola.-Es mejor que vayamos a mi habitación a estudiar, ¿no creen?
-¡Sí!.-La chica de cabello rojizo llamada Baby, se aferró a Freddy.-Debes explicarme la tarea de matemáticas, yo soy mala en eso.-Dijo depositando un beso en la mejilla del chico.
Sí, Freddy y Baby son novios.
Son novios desde hace dos años.
Baby es adorada por Erick, según él es la chica perfecta para Freddy.-Ah, y tú, mucama.-Antes de poner un pie en el primer escalón, Baby dirigió su palabra y mirada a la menor.-Ya que estamos, ¿podrías hacer unos licuados para los cuatro? ¿sí? gracias.-Habló con su voz chillona, cosa que irritó a Chica.
-Tsk, como tú digas... tú.
-No, no. Me llamo Baby, respeta mi nombre.
Chica giró sus ojos algo fastidiada. Baby ya no le caía bien desde la primera vez que le dirigió la palabra.
-... Como diga, señorita Baby.-Suspiró y se dirigió a la cocina para preparar lo dicho.
-¿Vamos?.-La pelirroja volvió a tomar de la mano de Freddy, para así los cuatro subir las escaleras.
-Baby, linda, ¿no crees que fuiste muy exigente con ella?.-Preguntó el castaño mientras llegaban al segundo piso.
-Freddy, ella es la mucama, está para servirnos, para eso trabaja, ¿no crees?.
-Baby dice la verdad.-Añadió el pelirrojo, de nombre Foxy.-Freddy, ¿acaso la defiendes?.
-Claro que no, solo quiero que se sienta cómoda trabajando aquí...
-Ah, olvídalo.-Habló Bonnie.
Los cuatro entraron a la habitación.
Baby se sentó en el borde de la cama, mientras que los demás se sentaron en la gran alfombra en el suelo.
-Freddy, ¿y Golden?.-Preguntó ésta vez Baby.
-Está en su habitación. En fin.-Tomó su mochila para de ella sacar los libros y carpetas.-¿Comenzamos?.
Mientras Chica, comenzó a hacer los licuados frutales. Nunca fue de cocinar muchas cosas, pero bueno, en ésta mansión debía hacerlo.
Una vez listos, colocó los finos y caros vasos en una bandeja, para así dirigirse arriba.
Llegó a una puerta blanca, bueno habían muchas.-Bueno, supongo que es ésta.
Pero se equivocaba.
Tocó tres veces una de las puertas, pero no recibió respuesta.
-¿Hola? ¿Freddy?.
Pero nadie respondió.
-¡Atento, voy a entrar!.-Y así, abrió la puerta, encontrándose con un muchacho de cabello rubio.
Golden.
Lo incomodo fue que éste no usaba camisa... sí, muy incómodo.
-¡No vi nada, lo siento!.-Cerró sus ojos, haciendo que ese chico soltara una risa.
-¿De qué te avergüenzas? Solo estoy sin camisa, no desnudo.
-M-me equivoqué de habitación, lo siento nuevamente.-Volteó, pero el hablar del rubio la detuvo.
-Espera, ¿quién eres tú?.
-Eh...-Volteó nuevamente para mirarlo.-Por todos soy conocida como "la nueva mucama" pero mi nombre es Chica...
-Así que la nueva mucama, eh... -La miró de pies a cabeza.-Yo soy Golden.
-Supongo que eres hermano de... Freddy.
-Oh, sí, yo soy su hermano mayor. Y cuéntame, ¿Cúal es tu edad?.
-Tengo... quince años.
-¿Quince? Eres toda una niña.
-¿Ah si? ¿toda una niña?.-Volvió a cruzarse de brazos.-¿Y tú cuántos tienes?
-Dieciocho.
-En noviembre cumplo dieciséis.
-Pues aún así, eres una niña.-Rió nuevamente.-Por si no lo sabías, la habitación de Freddy está en la derecha.
-Bien, mejor entrego esto antes de que se quejen.-Habló ella para así salir de la habitación de Golden y dirigirse a la de Freddy.
Otra vez golpeó suavemente la puerta del castaño, hasta que esta fue abierta, por él.
-Oh, Chica, estás aquí.
-No te sorprendas, solo traje estos licuados, como la señorita Baby pidió.
-Ponlos en el escritorio, y luego vete que estamos ocupados.-Dijo la de cabello rojizo.
La menor suspiró, para hacer lo ordenado.
-Bien, me voy.-Abrió la puerta, y sin que pudiera salir por ella, Freddy la tomó de la mano.
-Puedes quedarte si quieres.
-No, tengo mucho que hacer, tu padre me quiere ver trabajando.
-Es verdad, Freddy.-Dijo la pelirroja.-Es la mucama, debe de trabajar, es lo que debe hacer.
Freddy iba a hablar pero Chica salió del cuarto.
Él se la quedó observando mientras ella se alejaba del lugar.
Baby notó eso.-¡Entonces!.-Ella se puso de pie y jaló a su novio del brazo para que se sentara a su lado.-Freddy, ayúdame con matemáticas.
El de orbes azules se quedó pensando en la chica de piel pálida.
Había algo de Chica que le llamaba la atención.
Ella es diferente a las demás.
Diferente a Baby.