Ambos caminaban a la par.
Era una noche fresca, pues estaban en otoño y el clima era siempre así en esa estación del año.
Los dos no decían ninguna palabra, hasta que Chica rompió el silencio.
—Es la primera vez que salgo...—Habló mirando hacia abajo.
—¿Enserio?.—Ella asintió.—Pues espero que ésta primera salida para ti sea perfecta.—Sonrió dulcemente dando una pequeña risa, a lo que Chica respondió igual.
—Y... ¿a dónde vamos?.—Dirigió su mirada al castaño.
—Te llevaré a un bonito lugar, no lo dudes.
Y luego de un rato caminando, llegaron a un restaurante. Era bastante lujoso, pero lo más lindo era que tenía una hermosa vista al mar.
Chica miró con asombro el lugar, era un lugar muy hermoso.
—Freddy...—Exclamó observando el restaurante.—Es muy bonito.
—¿Ves? No mentía.—Rió nuevamente. —Ven, sigueme.—Hizo un movimiento con una mano indicando que lo siguiera.
Llegaron a una mesa muy elegante, la cual tenía vista al hermoso mar por un gran ventanal.
Freddy corrió la silla para atrás para que Chica se sentara en ella.
—Sientese, señorita.—Bromeó guiñando uno de sus encantadores ojos.
Chica sonrió y procedió a sentarse.
Él se sentó en la silla del frente, y sin que pasarán más de quince segundos, el mozo llegó con las cartas.
—Buenas noches, jóvenes.—Habló con educación.—Aquí les dejo el menú, dentro de un rato vengo a tomar la orden.
—Gracias.—Respondió Freddy.
El señor se fue dejando a ambos jóvenes solos.
—¿Ya pensaste en lo qué quieres comer?.—Preguntó él ojeando la carta.
—La verdad es que no. Buscaré algo no muy caro.—Respondió la rubia también mirando el menú.
—Chica, elige lo que quieras. Tranquila, yo invito.
—¿E-enserio? Yo traje un poco de dinero de mi...-
—Chica, enserio, no te preocupes, deja que yo me encargo.—Le sonrió cálidamente.
Luego de unos dos minutos, ambos decidieron la comida.
El mismo mozo se acercó para tomar el pedido.
—Bien, ¿ya saben qué pedir?.—Cuestionó el señor.
—Sí, yo quiero un plato de pasta, por favor.—Contestó la de cabello rubio
—Yo también, quiero lo mismo.—Dijo él.
—Y para beber, ¿podría ser una limonada?.—El señor asintió mientras anotaba en un papel.
—Yo quisiera agua, por favor.
—Perfecto.—Tomó ambas cartas.—Dentro de unos minutos traigo los platos. Con permiso.—Y luego de tomar los pedidos, se marchó.
—Wow, que casualidad, ¡pedimos lo mismo!.—Exclamó Freddy soltando una pequeña risa.
—Es que la pasta es mi comida favorita.—Rió ella también.
—Bueno, ya tenemos algo en común. —Sonrió.—Y, ¿qué opinas de éste lugar?.
—Es muy bonito, de verdad. Tú has venido aquí muchas veces, ¿no?.
—Solía venir con Baby, pero luego de unas veces le parecía aburrido y desde ahí no salgo a cenar mucho con ella.
—Oh... que... que pena.
—Sí...
—¿Y hace cuanto que están juntos?.
—Hace dos años.
—La amas mucho, ¿no?.
—Claro que sí. Tendrá sus cosas, pero yo la quiero mucho.
—Entiendo...—Bajó la mirada.
—¿Tú alguna vez te enamoraste?.
—¿Enamorarme? No, nunca. Y si lo hago ¿qué? nadie me haría caso...
—¿Por qué no?.
—Porque... porque soy horrible.
—¿Es broma, no?.—Chica dirigió su mirada a Freddy.—Chica, tú eres hermosa, muy hermosa.
—¡N-no mientas!.—Cubrió su cara con ambas manos intentando ocultar su sonrojo.—Soy fea, muy fea...
—Hey.—Llevó sus manos a las de ella quitandolas de su rostro.—Eres hermosa, Chica... Muy hermosa.
—No me gusta que me mientas...—Dijo bajando la voz.
—No te miento... Eres preciosa.
