Chica siempre anhelo ser adoptada, ser parte de una familia que le brindara cariño y amor.
Hasta que llegó el día.
Creyó que el señor Fazbear la iba a querer como una miembro más de la familia, pero... no fue así.
Apenas llegar a la gran mansión, se enteró que solamente fue adoptada para ser la nueva mucama del lugar.
Estaba con una gran desilusión.-Bien, aquí dormiras.-El señor Erick Fazbear la llevó al ático; un lugar frío, oscuro y algo sucio.
I
En un costado se encontraba la cama, luego en otro había un viejo armario.-Dormiras bien. Tal vez hayan ratas, pero no le des importancia.
-¡¿Ra-ratas?!.
-Cuando hagas la limpieza se irán. Así que duerme porque mañana comenzaras tu trabajo. Adiós
El hombre se marchó, dejando a la joven de quince años sola y muy asustada por las ratas.
Una pequeña lampara iluminaba el espacio.
Pero, ella no pensaba en quedarse mucho tiempo en esa mansión. Al día siguiente planeaba escapar.
Del bolso sacó su querido oso de felpa, el cual abrazó y se acostó en la cama, la cual no era tan cómoda, aún así, logró dormir.
•
Un rayo de luz traspasó la pequeña ventana que poseía el ático. Chica abrió sus ojos, entrecerrandolos debido al sol que iluminaba el lugar.
Se sentó, bostezando y se estiró.Según ella; no iba a durar mucho allí.
Tomó sus cosas para así guardarlas, y silenciosamente, bajó las escaleras saliendo del ático.
Con cuidado, para no despertar a nadie, llegó a la sala, para así dirigirse a la puerta y salir de la mansión.Corrió hasta llegar a las rejas, las cual decidió trepar hasta llegar al otro lado. Pero, al saltar, cayó mal doblando su tobillo.
-¡Maldición!.-Se quejó del dolor.
-¿Estás bien?
Allí estaba él.
Un chico de cabello castaño, sus ojos eran hermosos y profundos.
Llevaba su uniforme de colegio y una mochila en su hombro derecho.-¿Ah?.-Dirigió su mirada al chico, quien también la miraba.
-¿Te duele? Déjame ayudarte.-Dijo poniéndose a su altura.
-¡N-no! ¡yo puedo sola, vete!.
-¿Que puedes sola?.-Rió.-Pero si eso debe doler mucho, vamos, puedo llevarte a la mansión y usar hielo para...-
-¡No quiero ir a esa mansión!.
-¿Por qué no?.
-Porque... ¡agh! ¡no te metas, déjame!
Hasta que Rose apareció enojada dirigiéndose a donde los dos jóvenes estaban.
-¡¿Qué haces fuera de la...-?!.-Detuvó su hablar al mirar al chico.-¡Oh, joven Freddy! ¿qué hace por aquí? ¿no debería ir al instituto?
-Ah, Rose. Sí, estaba yendo hasta que me encontré con... ¿Cómo te llamas?.
-Chica...
-¡Eso, con Chica!.
-Es mejor que vaya.-Añadió la mujer.-Yo me encargaré de ésta niña.
Y cuando Freddy se marchó, Rose tomó fuertemente del brazo a Chica, poniéndola de pie, con dificultad claro, su tobillo dolía.
-¿Acaso pensabas escaparte?.
-...
-Mejor, guarda silencio. Vamos a la mansión. Agradece que el señor Fazbear no se enterará de esto.
-¿Quién era él?
-Es el hijo del señor Fazbear. Pero no importa, ¡camina!.
•
Se encontraba limpiando el suelo con una esponja.
Hacía presión para sacar las manchas de este, hasta que llego Erick.-Bien.-Éste tiró una cáscara de banana al suelo, en donde Chica se encontraba limpiando.-Pero no es suficiente. Sigue limpiando, quiero ver mi reflejo en el piso, ¿entendido?.-Dijo para luego marcharse.
-Maldito...-Dijo en voz baja.
Hasta que él llegó.
Sí, hablo de Freddy.
-¿Chica? qué sorpresa verte por aquí.
Ella lo miró con enojo.
-¿Qué crees? ¡A partir de ahora trabajo aquí!.
-¿Así que tú eres la nueva mucama?.
-¿Te parece? ¡si no fuera por ti yo estaría en un mejor lugar que éste!.
-Te equivocas, éste es un gran lugar, ahora es porque eres nueva, pero sé que te gustara.
-¿Un gran lugar? ¿eres tonto? ¡soy la mucama!.
-Hey, tranquila. Tal vez logremos ser amigos, puede que eso te dé ganas de quedarte aquí.
-No quiero ser tu amiga, estoy mejor así. Así que vete, tengo que limpiar lo que tu amado padre dejó para mí.
-Okay, okay, ya te dejo.-Freddy continuó su camino subiendo por las escaleras.
« es difícil, me agrada. »