v e i n t i d o s

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Era un hermoso sábado, un día en que el sol brillaba con fuerza, iluminando cada rincón de la mansión. Mientras Chica se dedicaba a los quehaceres del hogar, Freddy se encontraba sumido en sus estudios en la amplia sala de estar. La atmósfera era tranquila, pero en el corazón de Freddy reinaba un torbellino de nervios y estrés. Estaba sentado en una gran mesa de madera pulida, que había visto muchas historias a lo largo de los años.

Con un gesto nervioso, mordía la punta de su lápiz, un hábito que había adquirido en momentos de tensión. Su mirada estaba fija en la hoja de su cuaderno, donde las matemáticas parecían convertirse en una maraña de números y letras que se burlaban de él. Había intentado resolver el ejercicio varias veces, pero cada intento sólo aumentaba su frustración.

—¡Uhhhhg, maldición! —exclamó alzando la voz con desesperación y arrojando el lápiz al suelo como si fuera un objeto culpable.

El eco de su queja resonó en la mansión y llegó a los oídos de Chica, quien estaba limpiando la cocina. Al escuchar el grito ahogado de Freddy, dejó su trabajo por un momento y se acercó a él con curiosidad. Se inclinó sobre la mesa para ver qué era lo que tanto lo perturbaba.

—¿Qué sucede, Fazbear? Tu queja puede escucharse desde allá.—bromeó Chica con una sonrisa juguetona mientras observaba la hoja repleta de números.

Freddy suspiró pesadamente y cruzó los brazos sobre su pecho.

—Ughh, es que… las matemáticas son muy complicadas —respondió con desánimo.

Chica, siempre optimista y llena de energía, decidió sentarse en una silla al lado de él. Su cabello rubio brillaba bajo la luz del sol que entraba por la ventana, y su mirada resplandecía con determinación.

—Mm, matemáticas ¿eh? —dijo mientras estudiaba el cuaderno—. Déjame ver.

Después de unos momentos mirando los problemas planteados en la hoja, Chica levantó la vista hacia Freddy con una expresión confiada.

—Déjame ayudarte. Esto es muy fácil —sonrió mientras tomaba el lápiz que él había dejado caer al suelo.

Freddy miró a Chica con escepticismo.

—¿Fácil? ¿Tú entiendes esto? —preguntó con una mezcla de admiración y duda.

—Claro que sí. Siempre he sido buena en las matemáticas. Solo presta atención —respondió ella con entusiasmo.

Chica comenzó a explicarle el ejercicio matemático paso a paso, desglosando cada parte del problema con claridad. Freddy se dio cuenta rápidamente de que sus palabras eran como un faro guiándolo a través de la oscuridad del desconocido mundo matemático. A medida que avanzaban los minutos, comenzó a comprender aquellos cálculos complicados y a resolverlos con mayor facilidad.

Cuando finalmente logró completar uno de los ejercicios correctamente, Chica sonrió ampliamente.

—¿Has visto que no era tan complicado? —preguntó ella con alegría en su voz.

Freddy no pudo evitar sonreír también ante su entusiasmo.

—Eres muy lista, Chica. ¿Acaso fuiste a una escuela? —inquirió con curiosidad genuina.

Ella bajó la mirada un momento antes de responder.

—Bueno... en el orfanato tomaba clases. Pero nunca asistí a una escuela normal —admitió con un toque de nostalgia en su voz—. Además, no soy solo buena para las matemáticas; hay materias que se me facilitan muy bien.

Freddy se quedó pensativo por un instante. La idea de cómo Chica había pasado por su vida sin experimentar algo tan común como ir a una escuela le pareció profundamente injusto. Era evidente que tenía un talento natural para aprender y que merecía más oportunidades para desarrollarlo.

—¿Así que nunca has ido a una escuela? —preguntó nuevamente, esta vez más reflexivo.

Chica negó lentamente con la cabeza.

—¿No te gustaría ir a una? —insistió Freddy esperanzado.

La joven lo miró sorprendida por su pregunta inesperada y arqueó una ceja al considerar lo que estaba sugiriendo.

—¿Asistir a una escuela? ¿Cómo haría eso? —su tono era mezcla de incredulidad y asombro ante la posibilidad.

Freddy sonrió ampliamente, sintiendo cómo las ideas comenzaban a fluir en su mente como corrientes eléctricas llenas de posibilidades.

—Podrías entrar a mi secundaria. Es un colegio muy bueno; estoy seguro de que te darán una beca si les explico tu situación —dijo él con confianza desbordante.

Chica parpadeó varias veces antes de procesar lo que acababa de escuchar. Su rostro reflejó una mezcla entre esperanza y preocupación.

—N-no lo sé. Nunca estuve en un lugar repleto de mucha gente... ¿Y si no logro encajar? —suspiró bajando la mirada hacia sus manos entrelazadas sobre la mesa.

Freddy sintió cómo un pequeño nudo se formaba en su pecho al ver la inseguridad reflejada en el rostro amable de Chica. Con ternura tomó su mentón suavemente entre sus dedos para obligarla a mirarlo directamente a los ojos.

—No te preocupes, Chica. Yo te cuidaré —le aseguró con sinceridad—. No tienes por qué sentirte sola; estaré contigo en cada paso del camino.

Las palabras reconfortantes resonaron en el corazón de Chica como música suave; lentamente comenzaron a disipar sus temores e inseguridades. La idea de asistir a una escuela ya no parecía tan aterradora cuando pensaba en tener a Freddy junto a ella como apoyo incondicional.

[ ♥ ]

waaaah.

luego de un año, logré actualizar. qwq

es un capítulo muy corto, lo sé.

pero intentaré actualizar algunas de mis otras historias.

¡nos vemos!

꒰ ❣️ ꒱ 𝐢𝐬 𝐥𝐨𝐯𝐞? ; ғʀᴇᴅᴅɪᴄᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora