—¡Freddy!—La pelirroja entró de repente a la habitación, abriendo la puerta de manera violenta.—¡¿Estás bien?! ¡¿te duele?! ¡¿Cómo te sientes?! ¡dime!—Exclamó ella acercándose a la cama, empujando a Chica del lugar en donde estaba.
Baby tomó la mano de Freddy con desesperación. Lo único que el castaño hizo fue apartar su mano de la de la Circus.
—Aún no puedo creer que estés aquí.—Habló el ojiazul con una expresión de seriedad en su rostro.
—¿Cómo que no? Soy tu novia y debo de preocuparme de ti. ¿Sabes? Me quedaré a todo el tiempo que me necesites, ¿si?
—¿Cómo te atreves a decir que eres mi novia después de ponerme los cuernos con uno de mis mejores amigos?—Ésta vez Freddy alzó la voz a la vez que fruncia el ceño. Estaba muy enojado.—Ah, y ni te molestes. No te necesito. Tengo a Chica. Ella nunca me defraudó, no como ciertas personas.
—Señorita Baby, es... es mejor que se vaya.
—¡Tú no eres nadie para echarme de esta casa! ¡¿okay?! Tú lo único que quieres es quitarme a mi Freddy.
—Ja, ¿qué cosas dices, Circus?—Suspiró Chica, cruzándose de brazos.—Freddy debe de estar tranquilo y tú lo estresas.
—¡Solo Freddy puede decir que me vaya! ¡Tú no eres nadie para hablarme así!
—Vete, por favor.—Respondió él ojiazul, mirando con mucho enojo a la pelirroja.
—¿E-es mentira, no? Tú no puedes echarme, somos novios y...-
—¡¡Qué tú y yo ya no somos novios!!—Alzó su voz, estremeciendo a Baby, quien lo miró sorprendida.—¿Por qué no mejor te vas con Foxy? Seguramente él es mejor que yo, ¿verdad? Por eso lo preferiste y me engañaste con él.
—F-Freddy..., yo...
—Vete, ahora.
—¡Pero, pero!
—¡Qué te vayas, ahora!—Alzó su voz, señalando la puerta de la habitación.
Baby gruñó y salió con enojo del cuarto para así bajar las escaleras y desaparecer de la escena.
Freddy, suspiró, tocando su frente, la cual dolía bastante.
—A-auch...
Chica se acercó nuevamente para así tomar la mano de Freddy y sacar esta de su frente.
—No te toques, sino será peor el dolor.—Sugirió ella, sin dejar de tomar su mano.
El castaño miró su mano sobre la de ella, para así luego fijar su vista a los encantadores ojos de la joven.
—Tus manos son muy cálidas...—Suspiró éste, a lo que Chica quitó estas de las suyas.
—A-ahm... yo... yo iré a li-limpiar a abajo.—Tartamudeó un poco luego de las palabras que Freddy le dijo.
Sin dejar que el ojiazul respondiera, Chica bajó rápidamente al otro piso.
Apenas bajar, se encontró con el Señor Fazbear, quien vestía muy elegante. Éste se acercó a ella para así dirigirle unas palabras.
—Chica, escúchame.
—¿Sí, señor?
—Esta noche saldré a una reunión de trabajo, así que quiero que cuides a Freddy. Él está delicado y necesita de atención.
—... Como diga.—Asintió ella.
—Bien. Sigue con tu trabajo.
Luego, la noche se acercó y a Chica le tocaba hacer la cena para Freddy, quien se encontraba descansando en su habitación.
El papá del castaño salió, dejando a Chica y a Freddy solos en la mansión.
Después de unos minutos cocinando, la rubia colocó el plato con la comida servida en una bandeja de madera. Al lado puso un vaso con jugo de naranja recién exprimido. Era la bebida favorita de Freddy.
Tomó la bandeja, para así subir las escaleras con cuidado.
Al llegar al otro piso, como pudo abrió la puerta del cuarto, encontrándose con el ojiazul, quien se encontraba leyendo un libro sentado en su cama.