Baby se adentró a la mansión. Freddy ya estaba allí, pero no lo buscaba a él. Buscaba a Chica.
—Huerfanita... huerfanita... ¿dónde diablos estás?.—Suspiró abriendo y cerrando las puertas de los cuartos de la mansión buscando a Chica.
Quiso dirigirse a las escaleras para bajar.
Ahí ocurrió el accidente.Tropezó con sus mismos pies y cayó al primer piso golpeándose con todos los escalones hasta llegar al suelo.
El sonido del golpazo llamó la atención de todos los que estaban en la mansión.
La primera en aparecer fue Chica, quien se acercó rápidamente a la escena, en donde Baby se encontraba tirada en el suelo. Por suerte estaba consiente, pero quejándose por el dolor.
El segundo en bajar fue el Señor Fazbear, quien pegó un pequeño grito al ver a la pelirroja en el suelo.—¡Dios mío, Baby, querida!.—Alzó la voz acercándose a la chica.
—¡¿Baby, estás bien?!.—Exclamó la joven de cabellos rubios intentando levantar a la pelirroja del suelo.
—¡No, no, no! ¡no me toques!. —Se negó ella haciendo unos movimientos con las manos indicando que no la ayude.
En ese momento llegó Freddy, que con alerta se acercó a su novia.
—¡Baby!.—Bajó las escaleras rápidamente dirigiéndose a ella.
—¡Dinos que pasó!.—Reclamó el Señor Fazbear.
—Es que... es que...
—¡Ya dinos!.—Reclamó ésta vez Freddy.
—Es que... ¡Ella me tiró!.—Dicho eso, señaló a Chica.
—¡¿Qué?! ¡¿Pero qué dices?! ¡Yo nunca te tiré de las escaleras!.
—¡Sí, fuiste tú!.
—¡¿Eso es cierto?!. —Exclamó el mayor.
—¡Señor Fazbear, ella miente, yo no sería capaz de empujarla, creame!.—Dirigió la mirada a Freddy.—Freddy, t-tú me crees, ¿n-no?.
—No lo sé...
—¡Freddy, amor, sabes que yo no miento, debes creerme a mí!.—Gritó Baby con su voz chillona.
—Chica, no creo que Baby mienta.
Ese fue el momento en el que la menor sintió un fuerte nudo en su garganta y estómago.
—P-pero, Freddy...
—No lo puedo creer.—Habló el señor.—¿Cómo fuiste capaz de hacerle eso a una chica tan buena como Baby?.—Poco a poco se fue acercando a Chica.—Te mereces un castigo.
—¡P-pero señor!.
—Ni me hables, me das vergüenza, malagradecida.—Una vez dicho, junto a Freddy levantaron a Baby del suelo ayudándola a sentarse en el sofá.
Chica acumulaba lágrimas en sus ojos, las cuales no quería soltar.
Rápidamente fue subiendo las escaleras dirigiéndose a su "cuarto".•
—Baby, acá te traigo una bolsa con hielo para tu cabeza.—Habló Freddy entregándole dicha cosa.—Gracias, amor.—Sonrió ella agarrando la bolsa con hielo.
—No entiendo como Chica fue capaz.—Dijo ésta vez el Señor Fazbear.
—¡Yo se por qué!.—Exclamó la pelirroja.—Me tiene envidia. Me tiene envidia de que yo sea una chica de clase y de muy buena educación y ella no, es todo lo contrario.
—Claro que lo eres, querida.—Sonrió el señor. —Ella es totalmente una malagradecida y maleducada.
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