Capítulo 5

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México había llegado temprano a la junta. MUY temprano, para él o llegaba media hora antes o llegaba media hora tarde. Generalmente esperaba en la cafetería platicando con algún trabajador o perdiendo el tiempo en su celular, pero ese día en específico, estaba caminando de un lado para otro en uno de los balcones del edificio. Había leído todas las anotaciones del canadiense en aquel pequeño libro de poemas que tenía entre sus manos. Se sentía realmente mal por no haber notado antes los sentimientos que el canadiense tenía a su persona, pero también tenía una gran emoción revuelta con nerviosismo.

Mentiría si dijera que el chico maple le era indiferente, hace muchos años, se había dado cuenta de que el cariño que le tenía al contrario era más que solo una amistad. Pero las palabras de USA a su persona y sus propias inseguridades le hicieron desistir de intentar ganarse el corazón del maple. Para él, Canadá era como un bello príncipe siendo resguardado para que cuando su príncipe con brillante armadura llegara a llevárselo en su corcel. Mientras que el mexicano no era más allá que un fiel y devoto sirviente enamorado que por más que lo deseara nunca estaría a la altura. Lo había entendido, no le molestaba ser quien lo cuidara mientras fuera feliz, con o sin él en su vida.

Pero ahora, ahora sabe que aquel bello príncipe no salía del castillo por esperarlo a él ¡Tantos años desperdiciados! ¡Tantos años en los que pudieron ser felices! Pero no más. No dejaría ir ni un día más sin que Canadá fuera el dueño de sus besos y suspiros. Su cara ardía con tan solo pensarlo, estar junto a él y sentir la suavidad de sus manos...

México cubría su rostro con sus manos, intentando ocultar su sonrojo y tranquilizarse. No se dio cuenta en qué momento comenzaron a llegar otros countrys. Ni siquiera notó en qué momento llegó a su lugar en la sala de juntas.

Rusia, China y Etiopía notaron el gesto avergonzado del tricolor, así que se acercaron para averiguar que sucedía, si podían hacer algo por él, pero más importante, qué había causado ese sonrojo. Brasil, que recién se acercó, notó el libro de poemas en el regazo de México. Eso lo hizo suspirar y reír enternecido. Sabía que México era un romántico empedernido, pero nunca pensó que unos cuantos poemas le causaran esas reacciones tan tiernas.

Mientras México intentaba desviar la atención que le daban. Francia y Canadá bajaban de la limosina que el francés había rentado.

-Trés bien mon petit, llegamos- Dijo el francés cerrando la puerta.

-N-no estoy seguro de esto papa- Dijo Canadá caminando al lado del francés -No es exactamente mi estilo- El canadiense acostumbraba usar ropa holgada, con colores neutros y de preferencia camisas de franela, aunque la combinación era extraña, no es como si sus hermanos lo dejaran ir solo a comprar la ropa. Pero en esa ocasión llevaba puestos unos jeans negros ajustados, suéter color crema, con tenis del mismo color y un abrigo negro que le daba un toque formal a todo el conjunto.

-Te ves muy guapo mi amor, ahora recuerda, no puedes dejar que tus nervios te dominen. Si quieres que México se fije en ti, tienes que ser más acertivo-

-Pero no sé cómo hacer eso yo...- Canadá no terminó su oración, pues la imagen frente a ellos no era realmente de su agrado. En algún momento de la plática llegaron a la sala de juntas. Era temprano así que todos estaban por todos lados. Pero había una serie de países que estaban alrededor de México, estos le llenaban de atenciones, mimos y elogios.

Aunque México estaba claramente incómodo, para Canadá era como intentar ganar una carrera a la que había llegado tarde. El agarre que tenía en el brazo de su padre se hizo más fuerte, tenía ganas de llorar, pero también tenía una molestia creciente en su interior. Francia notó el cambio de actitud de su pequeño, así que con un ligero empujón, lo encaminó en dirección al mexicano.Canadá entendió el mensaje y comenzó a caminar, varios lo miraron acercarse pero no le dieron importancia, por o que no tuvo problema para acercarse. Estaba por llamar la atención del mexicano, cuando USA lo acercó a su persona.

-BRO, ARE YOU OK?- Preguntó con su característico ánimo, esto llamó la atención de México y por ende del resto de pretendientes. Canadá comenzó a sentirse nervioso, normalmente se escondería detrás de USA y comenzaría a tartamudear por la atenta mirada del mexicano. Pero hoy no, hoy era un nuevo Canadá.

-A-actually, I need to talk with Mex-

Canadá se separó del agarre del norteamericano, su semblante tímido cambió a uno galante, seguro y confiado, como si los demás estuvieran de adorno. El canadiense se acercó a pasos apresurados al mexicano, tomó su mano y lo sacó del mar de countrys que lo rodeaba, acercándolo a su persona.

-Let's go out- Le dijo al tenerlo tan cerca. El contrario no dijo nada, solo se sonrojó perdido en los ojos del contrario. Canadá notó las miradas de odio de los demás y antes de que replicaran, salió corriendo con el mexicano de su mano.

El resto de harem estaba por correr detrás de ellos, pero ONU llegó y les impidió salir de la sala. Curiosamente no había visto salir corriendo a los otros dos... ¿Verdad?

¿Por qué no puedes amarme a mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora