Capítulo 6

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Canadá y México habían salido del edificio y llegado a una pequeña librería cercana. Estaban algo agitados por correr, pero el sonrojo en sus rostros se debía al agarre que mantenía el canadiense sobre la mano del contrario. Canadá al notarlo rápidamente soltó al mexicano y se disculpó.

-Jeje- Rió dulcemente el mexicano, haciendo que los nervios del contrario aumentaran. México al verlo tan apenado, recordó que aún tenía en su poder el libro de poemas -¡Ay wey! Antes de que se me olvide...- Buscó entre sus bolsillos de su abrigo -Toma, se te olvidó ayer en el café- Le extendió el libro y el contrario lo tomó con lentitud -Yo... Lo leí... por... ¿Accidente?- Canadá al escucharlo abrió los ojos con sorpresa y un toque de terror -Y de casualidad encontré algunas notas que...-

-Don't say it!- Interrumpió exaltado el canadiense, extrañando a México -I-I mean...- En ese momento recordó que su padre le dijo que si quería tener una oportunidad con México debía tener más confianza -I mean... ¿Esta cosa vieja? pff ya hasta me había olvidado que existía- El problema era que su mejor referencia de autoconfianza era su hermano USA...

-¿Cosa... vieja?- Preguntó México con desilusión, no esperaba que esas notas fueran algo sin relevancia para Canadá.

-Oh yeah! Lo tengo desde hace tanto que ya ni siquiera recuerdo que dice-

-Pero ¿Por qué lo tenías ayer?-

-Oh eso... Yoo...-

-Can ¿Te sientes bien?-

-¡Iba a regalarlo!- Dijo con nerviosismo al sentir la mano de México sobre su hombro -Si eso, quería donarlo a alguna biblioteca o algo... Ya sabes...- Sus manos temblaban y sus palabras también. México notó inseguridad en su voz.

-¿Estás seguro de que no tiene nada importante dentro?- Canadá estaba tan rojo que bien podría pasar por URSS. México le miró directamente a los ojos en un intento por que dijera la verdad, pero esto solo hacía que Canadá se paniqueara más. Finalmente el canadiense dejó salir todo el aire de sus pulmones y se rindió.

-No, actually it's my favourite...- Abrazó el libro contra su pecho como si se disculpara con él, a la vez que bajaba la mirada -Sorry...- México no sabía si la disculpa era para él o para el libro, pero el temblor en el "pequeño" canadiense le dijo que estaba a nada de llorar. Ese sí era su Canny, el que no sabe mentir por que se siente muy mal. México se acercó para abrazarlo, cosa que hizo que el llanto del contrario se detuviera y una expresión de sorpresa se marcara en su rostro.

-No te preocupes Can, a mi también me gusta mucho leer poemas- Dijo amable el mexicano deshaciendo el abrazo, sin embrago el canadiense no se movía, estaba en shock total -Pero bueno, ya que me secuestraste y si volvemos ONU nos daría el sermón del año... ¿Qué te gustaría hacer?-

-I-I-I don't... I-I don't... I don't know- Sip, definitivamente ese era Canadá.

-Jejeje La ultima vez que estuve en Francia me quedé con ganas de una crepa ¿Gustas ir por una?-

-Y-y-yes!- Exclamó emocionado el canadiense, a lo cual México lo tomó de la mano y lo llevó a un puesto de crepas.

A partir de ahí y hasta la noche fue perfecto. México le hablaba a Canadá de su día a día, de las peleas con sus hermanos, de los cuidados de España, sus memorias de colonia y recuerdos de aventuras a lo largo de su historia. Al igual que el día anterior Canadá se comenzó a desenvolver poco a poco con el mexicano, aunque seguía tartamudeando un poco, este le tenía mucha paciencia. Del libro y las notas no hablaron, pues México se dio cuenta que Canadá aún no estaba listo para hablar de ello. No le molestaba, le agradaba la idea de ir poco a poco con él.

Finalmente llegó la hora de que ambos volvieras a sus respectivos hospedajes, México acompañó a Canadá a casa de Francia y de ahí se iría a su hotel.

-Bueno, fue un día divertido, gracias por secuestrarme Canny- Dijo México ya que estaban frente a la puerta de entrada.

-Oh... Si, perdón por sacarte de la junta como si nada-

-No te preocupes, me la pasé muy bien- México tomó suavemente la mano de Canadá con la intensión de dejar un pequeño beso en ella. El corazón del canadiense palpitaba muy rápido, sentía que en cualquier momento saldría de su pecho. México depositó un suave beso en el dorso de su mano y luego en su mejilla -Buenas noches Canny-

-G-g-good nIgHt mExiQue...- Dijo con voz temblorosa. México sonrió y se dirigió a la calle... Pero alguien lo detuvo.

-MEXIQUE! ¡QUE SORPRESA TAN AGRADABLE!-

-DAD?!-

-¿¡FRANCIA!?-

¿Por qué no puedes amarme a mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora