𝐂𝐢𝐧𝐜𝐨

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—¡Mierda!

Un día más había pasado, el líder de los Neugdae aún seguía en el recinto de los Yong, en especial en la habitación del alfa rubio.
Sí, habían tenido mucha "acción" ese día entero y nadie oso a interrumpirlos, porque la gente sabía cómo se ponía su jefe al ser detenido en alguno de sus asuntos.

Hyunjin se levantó de la cama, observando a su alrededor, estaba sólo.
Decidió tomar una ducha, logrando así que la poca calentura que tenía se le bajará por completo y dando así por terminado su celo.
Aliviado se persignó y mando un beso al cielo como si fuera un fiel creyente, aunque claramente no lo era.

Vistió sus delicadas y costosas ropas, y después de subir el cierre de sus botines favoritos, bajo a la primera planta del lugar.

—Arreglen y limpien mi recámara, por favor—. Dijo, cuando encontró a dos chicas del servicio pasando por ahí.
Y claro que el Yong tenía modales, porque los modales hacen al Alfa o eso dice su papá.

Se encamino a la cocina, extraño porque no había mucho movimiento como siempre. Se encogió de hombros y siguió su ruta, sentándose en la barra cuando llegó y esperando que su desayuno fuera servido.
Moría de hambre, porque en veinticuatro horas no había probado nada... Bueno, tal vez si había probado algo pero evidentemente no era comida.

Un par de cuchicheos se escucharon al fondo, pronto un plató con su comida favorita fue dejado frente a él por una señora.

—Gracias—. Y tal parecía que más había tardado él en dar las gracias que en acabarse todo el desayuno.

—¿Dónde se habrán metido este par? Necesito información o me voy a volver loco.

—Pensé qué loco ya estabas, mira que acostarte con Bang... —. Comentó un morocho.

Un cuchillo bien afilado paso al costado de la cabeza de Yugyeom, un centímetro más cerca y podría haber cortado su oreja, clavándose en la pared blanca detrás de él.

—Fallaste—. Río burlesco y se cruzó de hombros.

—Nunca fallo, lo sabes, y la próxima vez no retachara en un muro—. Hyunjin sonrió sinicamente. —¿Dónde está Yoongi? Ponme al día—. Indicó, parándose del banco y caminando hacía su oficina con el otro alfa detrás de él.

—Salió con uno de los Neugdae, interceptamos una llamada entre los japoneses y al parecer siguen aquí así que fueron a seguirlos para averiguar qué planes traen entre manos.

Asintió, tomando asiento en su silla de piel y mirando los papeles frente a su escritorio de roble.

—¿Qué es esto? ¿Un contrato? ¿Desde cuándo los mafiosos ocupamos la ley?

—Lo dejo Lee antes de que se fueran, al parecer lo mando su jefe y pidió que tú lo leyeras, firmaras y entregaras personalmente—. Informó.

—¿Qué se cree ese wey? ¿Soy su chacha o qué? Está mal de la cabeza ese hombre, su mamá no tomo ácido fólico o fue sietemesino—. Negó con la cabeza, tomando los papeles entre sus manos y comenzando a leer.

—¿Irás a las fábricas hoy para supervisar el envío o lo pospondras? O puedo ir solo yo.

—Iré contigo, pero leeré esto en el camino porque hay un par de cosas que me interesan.

Hyunjin y Yugyeom salieron a las afueras de Seul un rato después, con el rubio concentrado en los documentos y el morocho tratando de adivinar porque si jefe soltaba pequeñas risitas a veces.
Cuando finalmente llegaron al lugar, el Alfa se colocó los lentes de sol negros y acomodó bien su arma, que portaba por la espalda y dónde normalmente iba.

𝐈𝐧𝐧𝐨𝐜𝐞𝐧𝐭 𝐋𝐢𝐚𝐫~ ᶜʰᵃⁿʲⁱⁿ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora