Hola a todos, aquí Coco, y.... ¡auch! >o< Auch, auch, auch, ¡que dolor! Pero no emocional, gracias a las diosas (mi padre ya está mejor UwU). Esta vez el dolor es físico XD Apenas volví a hacer ejercicio tras meses de inactividad y me duele todo :'D Sentí que necesitaba volver a activarme, moverme y tratar algo nuevo para quitarme la depresión que amenazaba con manifestarse. Como diría una de mis dragqueens favoritas: NOT TODAY SATAN! XD Tengo muchas cosas maravillosa por vivir y hacer >:D Y como actualizar los lunes es una de ellas, pues los dejo con este nuevo capítulo °3^ Ya saben qué hacer <3
***
—Huuuuh. —Elizabeth suspiraba mientras cerraba con cinta adhesiva la última caja de su mudanza. Ya casi todo estaba listo. Meliodas le estaba ayudando a subir lo último al camión, y estaba muy emocionada por llegar a su nuevo hogar, el departamento que compartiría con su amado rubio. Pero aún había algo que no le estaba permitiendo disfrutar del todo lo que hacía.
"¿Ya te ha atado? ¿Ya te ha golpeado? ¿Ya te ha hecho una escenita de celos?".
"Ambos sabemos que la única razón de que hayas elegido a esta chica es porque es idéntica a mi".
—Huuuuh. —Un suspiro más, solo que esta vez no era de cansancio. No podía olvidar las palabras de esa horrible mujer, y a pesar de que sabía que probablemente las había dicho solo para separarlos, había algo en ellas que simplemente no podía ignorar. ¿Y si estaba diciendo la verdad?
—Vamos Elizabeth, no dejes que se meta en tu cabeza, ¡no la dejes entrar!
—¿Eli?
—¡Kyaaa! —Meliodas apareció tan repentinamente que a ella por poco se le cae la caja que acababa de sellar.
—¡Cuidado! —Con un movimiento rápido y fluido, el rubio salvó el paquete, lo volvió a dejar en la mesa, y además la abrazó por la cintura—. ¿Por qué estás tan nerviosa? —Sus hermosos ojos verdes siempre la desarmaban, eran tan adorables y enormes. Luego un destello de color negro apareció en ellos, y eso la hizo sentir una cosquilla de placer seguida de escalofríos—. ¿Estabas pensando en mí? —Ella comenzó a reír apenada, pues en cierta forma, él había acertado.
—Así es. Últimamente, eso me pasa todo el tiempo. —La sonrisa en su rostro fue enorme, y debió tocar una fibra sensible en su corazón, porque la oscuridad en sus ojos desapareció mientras agachaba la mirada y se ruborizaba. Se puso a jugar con un mechón de su pelo, pareció hacerse más pequeño, y puso esa expresión tímida que a Elizabeth le encantaba. Ahí estaba el bibliotecario que conocía. Pero... ¿lo conocía realmente? Debió hacer una mueca reflejando su angustia, porque el rubio volvió a mirarla intensamente a la cara, como buscando algo.
—¿Eli, estás bien?
—¿Eh? S... sí, ¿por qué preguntas?
—No lo sé... te ves extraña. Dime, ¿es por la mudanza?
—¿Qué? ¡No! No cariño, no es eso. Tal vez solo estoy cansada, anoche estuviste muy impetuoso —Una sonrisa de puro orgullo masculino se estampo en el rostro del rubio, y ella decidió disimular su rubor levantando nuevamente la caja para llevarla—. Además, hoy no hemos parado con los preparativos. Estoy segura de que una vez que nos instalemos, todo volverá a la normalidad. —Ella había dicho eso para tranquilizarlo, pero también en parte porque quería convencerse a sí misma.
—De... de acuerdo. Déjame llevar esa caja por ti. Si quieres, revisa una última vez que no se te haya quedado nada. Te espero abajo en la camioneta.
—Sí querido. Gracias. —Ella se giró para adentrarse al corredor de la que había sido su vivienda los últimos meses. Soltó un nuevo suspiro largo, y aunque esta vez si se debía a nostalgia, ya no pudo engañar a su compañero. Meliodas se quedó oculto en el marco de la puerta, observándola desde las sombras, y a pesar de que llevaba mucho tiempo de haber hecho las paces con su demonio... sintió como la oscuridad se retorcía en su interior.
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El Bibliotecario
FanfictionNo juzgues un libro por su portada. Cuando Elizabeth conoce al sexy bibliotecario de la Universidad de Camelot, cree que se trata del hombre más perfecto del mundo: guapo, dulce y absolutamente tierno. Lo que no sabe es que hay mucho más en él de lo...