23 Pasteles y gatitos

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Hola a todos, aquí Coco, algo retrasada por haberse quedado dormida XD pero feliz de poder traerles un nuevo capítulo de su historia favorita °3^ Cosas buenas se vienen en agosto, ya lo verán :D <3 Dense un paseo por COCONOTICIAS para enterarse de qué estoy hablando, y sin más dilaciones, pasemos a disfrutar de nuestro inicio de semana con el bibliotecaro ^w^Ya saben qué hacer, fufufu. 

***

La pequeña Elaine estaba rebosante de felicidad mientras su amado esposo la embestía por detrás en la que era su noche romántica. Había estado muy ocupada por un congreso de patissieres que hubo en la ciudad, y Ban había tenido que quedarse a atender el negocio toda la semana. Pero no importaba lo atareados que estuvieran, siempre dedicaban la noche del viernes para estar juntos. Ese día su hombre la sorprendió cerrando temprano la cafetería, limpiando todo, y esperándola con una enorme sonrisa y su delantal puesto... pero eso era lo único que llevaba de ropa.

— ¡Oh cariño... más... más profundo!

—Elaine...

—¡Aaahhh! —Se sentía delicioso. Verlo así siempre la ponía a mil, para ella no había hombre más sexy en el mundo que su amado peliplateado. A pesar de ser una dama recatada y menuda, le encantaba el sexo duro y salvaje con él. Le fascinaba que su marido fuera tan grande y grueso, absorberlo todo dentro de su pequeño cuerpo y apretarlo hasta que ninguno de los dos pudiera más. Los dedos de sus pies apenas tocaban el piso mientras él la reclinaba sobre la barra y se la metía hasta el fondo, con la punta de su miembro presionando ese botón en su interior que la enloquecía y la hacía gritar su nombre.

—¡Ban! ¡Ahora!

—Lo que mande la princesa —Entonces comenzó a embestirla salvajemente. Esa era su técnica favorita. Follarla lento, tan despacio como para que fuera consciente de toda su largura, y cuando encontrara su punto dulce, bombear dentro de ella a ritmo de castigo sin salirse ni un centímetro, solo chocando la cadera contra su delicioso trasero, mientras los dos se dejaban ir como animales en celo. Era increíblemente ardiente. Elaine apretó las piernas lo más que pudo, luego contrajo su interior con fuerza, y esperó el momento que más le gustaba de todos.

No pudo evitar acordarse de la receta de cierto platillo. Uno de sus postres favoritos llevaba relleno de fresa, y tenía que meterse a presión en la masa con una jeringa especial para cocina. En cuanto sintió la leche caliente de su esposo llenándola, lo acompañó con su orgasmo, un grito, y la dulce impresión de haberse convertido en un pastelillo. Su espeso contenido fue tanto que se derramó por su abertura y se deslizó entre los dos, dándoles la sensación de estar pegados uno al otro. Cuando sus respiraciones al fin se normalizaron, Ban se inclinó para besar su espalda con adoración, salir de su interior, y luego sentarla en sus piernas para abrazarla con ternura.

—Oh Ban... cariño, eso fue perfecto. Como siempre. —El alto peliplateado le sonrió con una expresión de absoluta satisfacción, y luego llenó su rostro de besos.

—Nos lo merecíamos linda. Las preparaciones para la fiesta nos han dejado molidos. —Era la cereza del pastel para el éxito de los dos. Su amado negocio, "El café del hada", iba a celebrar un año más abierto, y ellos querían hacer un evento para conmemorar y dar a conocer todos los nuevos postres que Elaine había aprendido.

—¿Y ya ordenaste los...?

—Ordenados.

—¿Y compraste más...?

—Tres cajas extra.

—¿Y ya llamaste a...?

—¿Por quién me tomas? ¿Un novato? —Acto seguido el ojirojo comenzó a hacerle cosquillas a su mujer hasta que ella lo venció dándole un beso en los labios.

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