10 Citar a tu autor favorito

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[Muchos bostesitos] >w< Perdón, es que me he estado desvelando por tareas estos días. Aunque considerando lo que estamos por leer, lo más probable es que acabe completamente despierta XD ¡Advertencia de exceso de sexynees en este cap! [guiño travieso seguido de un beso] <3 Ya saben qué hacer. 

***

—Oh Gelda, soy tan estúpido. Estoy muy arrepentido de lo que le dije a mi hermano, ¡¿cómo pude salir con algo así?!

—Estabas herido y molesto. Tranquilo, estoy segura que no te guardará rencor. Solo necesitas aclararle todo, y tal vez contarle un par de las cosas que me dijiste a mi sobre lo que deseas, ya sabes, comenzando por el hecho de que quieres convertirte en doctor por él.

—No lo sé... tal vez lo intente. De todos modos quiero que hablemos —La rubia puso su mano sobre su hombro y le sonrió con calidez—. Gracias Gelda, no sé qué haría sin ti.

—Pues para comenzar, pelearías con tu hermano a los puños en una plaza pública frente a su horrorizada novia.

—Sí, tienes razón. ¿Cómo pude ser tan imbécil? Ponerme a pelear contra lo que siente por ella... era obvio que perdería —Gelda puso una cara divertida, como si de pronto se acordara de algo; al momento siguiente estaba sonrojada y sonriendo como boba—. ¿Qué? ¿De qué te ríes?

—Oh, de nada. Solo estaba recordando la cita de un libro que leí: "Tienes que elegir bien las batallas que vas a librar".

—Es un buen consejo. ¿De dónde lo sacaste? ¿Es Sun tzu?

—No. De E. L. James —Hubo un breve e incómodo silencio tras esa declaración, pero cuando todas las piezas volvieron a encajar, Zel se ruborizó de golpe.

—¿Tu también leíste ese libro?

—Por supuesto —Emocionada y encendida por la pequeña confesión de su chico, Gelda se aferró a su brazo y le hizo una pequeña y sexy recomendación—. Deberíamos leerlo juntos y comentarlo para ver si hay más citas que podamos aplicar nosotros.

*

Elizabeth estaba en el interior de un probador tratando de medirse unos jeans y unas blusas que su adorable novio la había llevado a comprar; él era tan dulce, tan atento, tan caballeroso con ella... pero justo en ese momento, no. Después de que Gelda había confrontado a los dos Demon, su rubio descargó sus intensas emociones acorralándola entre la espada y la pared. Literalmente.

No es nada de eso Eli, es solo... ahora mismo tengo muchas ganas de cogerte... —El recuerdo de las últimas palabras que le dijo antes de entrar a esa tienda de ropa aún la tenían con piel de gallina. Porque ella se sentía igual. Después de la tensión, el enfrentamiento con su hermano y las revelaciones que hicieron, definitivamente una buena cogida la liberaría de toda angustia. Se ruborizó de inmediato ante el pensamiento tan lujurioso que tuvo.

—Pero..., ¿qué diablos tengo en la cabeza?

—No lo sé. ¿Por qué no me lo dices, zorrita? - ella dió un respingo asustada, y a través del espejo de la pequeña cabina donde se estaba cambiando, pudo ver a su querido rubio con los ojos totalmente oscurecidos de deseo. Entonces era su "otro yo" quien había dicho eso.

—¡Meliodas! ¿Qué haces aquí? Aún no termino de cambiarme.

—Oh, yo creo que sí —En ese momento ella solo traía puestos sus pantalones con el cierre abajo, y un sostén de encaje arriba. No le había dado tiempo de ponerse la blusa—. Para mí así estás perfecta.

—Pero...

—Shhh... —En dos pasos la tuvo acorralada contra la pared de nuevo. Su espalda tocó el frío espejo, provocándole más escalofríos. Luego él la tomó con cuidado de los hombros, y pegó la nariz a su piel, inhalando lenta y profundamente. Remató abriendo los labios para deslizar la lengua a todo lo largo de su cuello, sacándole un gemido que no pudo contener.

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