¡Hola a todos! Aquí Coco, disfrutando un nuevo inicio de semana con ustedes, y feliz por todo lo que se viene para nuestro fandom en estos días. Ya saben, nuevo cap del ánime, la llegada del War Festival al videojuego, y las noches de lectura con Coco, que está viendo muy feliz como la familia de cocoamigos crece rápidamente, fufufu ^u^ En serio, muchas gracias por seguir aquí, sus votos y comentarios me motivan a seguir. Como pequeño obsequio de agradecimiento, aquí les traigo una escenita extra para su historia favorita, y dos nuevos capítulos llenos de sexyness y amor <3 Ya saben qué hacer.
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Escena extra: Recuerdos y lluvia.
Las gotas de agua caían con gentileza en el cristal de la ventana, y Elizabeth respiraba despacito disfrutando de la sensación de los cabellos de Meliodas entre sus dedos. Lo acariciaba con parsimonia, se deleitaba en la calidez de su respiración sobre su pecho, y permitía que la somnolencia llenara sus sentidos mientras escuchaba el sonido lejano de la televisión mezclado con la lluvia que caía afuera. ¿Debería sentirse avergonzada por lo que pasó?, ¿asustada?, ¿enojada? No. La realidad era que se sentía muy feliz.
Pero eso no se debía sólo a la profunda satisfacción sexual que sintió tras su encuentro de la biblioteca, o a haber conseguido que él la llevara a su departamento, o a la forma en que su novio se aferraba a ella como si fuera un salvavidas. La verdad, lo que la tenía en las nubes era la maravillosa sensación de estar en el momento y lugar correctos para ayudar a la persona que más quería y necesitaba. Meliodas era una bendición, un regalo de la vida, la oportunidad perfecta que ella tanto había pedido a los cielos para poder amar de verdad. Y era su oportunidad de hacer bien todo lo que antes no había podido lograr.
Un recuerdo de su antiguo amor cruzó fugazmente por su mente, y eso la hizo estrechar aún con más fuerza al pequeño rubio dormido entre sus brazos. No pudo hacer nada por aquel hombre. Tanta vanidad, tanta soberbia, tantas apariencias. Jamás pidió su ayuda. Él jamás se hubiera permitido llorar como lo hizo Meliodas. Él jamás le permitió realmente formar parte de su vida, jamás bajó la guardia ni trató de abrirle el corazón. Ahora, todo era diferente.
Elizabeth había encontrado un hombre que la necesitaba, y que había decidido amarla, aún pese al riesgo que eso envolvía para ellos. Aunque para ella, dicho riesgo no tenía nada que ver con su salud mental. ¿Estaría bien ser tan apasionados cuando llevaban tan poco de conocerse?, ¿qué pensarían de su relación los demás?, ¿y qué había de lo que Meliodas le comentó de su familia? Al parecer era un caso complicado, pero a ella en realidad le importaba poco lo que él tuvo o fue antes de ella. Sabía que llegaría a conocerlo con el tiempo, a amarlo más, y ayudarlo a que también olvidara aquel pasado de dolor, que se veía cada vez más lejano entre las gotas de agua caían en la ventana.
*
—Zel, no creo que esto sea una buena idea.
—Lo sé Gelda, pero no mentí al decirle que tengo novia. Y mi hermano insistió muchísimo. La verdad, no quisiera negarle nada, yo... siento que se lo debo. —El pelinegro escuchó a su chica suspirar del otro lado de la línea y esperó paciente su respuesta.
—¿Estás seguro que no le molestará? Después de lo que dijiste, va a pensar que yo hable mal de Eli.
—¡No lo hará! Esos temores eran míos, no tuyos.
—Bueno, ¿y qué tal si... si se molesta por nuestras diferencias? Zel, lo nuestro aún es ilegal.
—Cumplo la mayoría de edad en menos de un mes. Además, si hablamos del riesgo de que una mujer se aproveche de nosotros, sigo creyendo que él peligra más que yo.
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El Bibliotecario
Hayran KurguNo juzgues un libro por su portada. Cuando Elizabeth conoce al sexy bibliotecario de la Universidad de Camelot, cree que se trata del hombre más perfecto del mundo: guapo, dulce y absolutamente tierno. Lo que no sabe es que hay mucho más en él de lo...