37 Planes

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Este capítulo es un poco más cortito de otros de esta historia, pero eso es bueno ya que, en cierta forma, también es uno de los más tristes :') Ya saben qué hacer.

***

—Hmmm...

—Muy bien, cuéntame.

—¿Eh? —Derieri estaba sentada en una silla frente al espejo de su baño mientras Monspeet le cortaba el pelo. La pareja era tan unida que hasta sus movimientos eran sincronizados, y aunque el hombre de bigote se complacía en los pequeños suspiros que hacía su amada cada vez que él deslizaba los dedos por su cabello, sabía que estos últimos no tenían nada que ver con el placer que le provocaba—. ¿De qué hablas?

—Es la tercera vez que te escucho suspirar de ese modo, y tú solo haces eso cuando intentas sacar algo de tu pecho. ¿Qué pasa linda? —La pelinaranja se rasco la nuca en ese momento, encantada con la sensación ligera de su último corte, y luego le sonrió a su compañero en el reflejo.

—Nada, es solo... Estaba pensando en lo que pasó hoy en la biblioteca.

—Ah, ¿te refieres a eso de que Meliodas tuvo un ataque de ira?

—Es que no puedo creerlo Monspeet. Llevaba meses portándose bien, y más que bien, parecía haber recuperado su salud mental. Sin embargo...

—¿En serio tan mal estuvo?

—¡Parecía que iba a matar al otro tipo!

—¿Y el decano qué hizo?

—Galand y Melascula estaban demasiado ocupados con una de sus "pláticas profesionales" como para prestar atención a los asuntos de sus empleados. Pero eso igual me asusto.

—Vamos querida, no seas modesta. Yo sé que eres lo suficientemente fuerte para derribar a uno o varios hombres.

—Lo sé, pero no me refiero a eso. Estaba asustada por Eli. —El silencioso hombre de pronto se puso muy serio y dejó el cepillo de cerdas naturales sobre el lavabo del baño.

—¿Crees que Meliodas sería capaz de pegarle por celos?

—¿Qué? ¡No! Jamás, es más fácil que él mismo se entierre un cuchillo en las tripas antes que hacerle daño.

—¿Entonces?

—Me refiero a lo que Elizabeth podría pensar de él. Nunca lo ha visto pelear, sabes. —No hizo falta que Monspeet dijera ni una palabra para demostrar que entendía lo que ella estaba diciendo. Después de soltar un suspiro él mismo, remató su trabajo de estilista besando la nuca de la bibliotecaria.

—Sé a lo que te refieres. Pero mi intuición me dice que ya ni siquiera eso sería capaz de separarlos. No le des más vueltas al asunto, y mejor háblame de esas otras cosas que están rondando tu cabeza. —Una encantadora sonrisa de lado comenzó a formarse en el rostro de la chica, y se cruzó de brazos mientras miraba a su novio.

—Es muy fastidioso que siempre sepas exactamente lo que me pasa. Pero bueno, lo otro que pienso es más alegre, se trata sobre todo de, uhm... hacer planes.

—¿Planes?

—Sí, ¿sabías que en una semana va a ser el aniversario de la señora Grayroad y Fraudrin? Ese monumento a la infidelidad siempre organiza un pastel para celebrarlo, y me gustaría hacer algo para ellos. Además, se viene el cumpleaños del profesor Galand, y ya sabes el tipo de "fiestas" que le gusta hacer a Melascula.

—No olvido que por una de esas fue que llegué a compartir una cama contigo.

—Sí, bueno, eso estuvo bien. Y por eso en mis planes está ir a una sexshop. También, a finales de mes, va a haber una feria del libro en el centro. Los bibliotecarios tenemos por costumbre ir todos los años. Yo planeo completar mi colección de manga de un golpe.

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