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No sabía qué hacer, maldijo el despertar temprano en ese día exacto, como si la vida se burlara de él para que sus nervios fueran al límite, es como si se autosaboteara de manera inconsciente, lo peor es que no era el único. Abrió su celular y volvió a ver ese mensaje de Akako que solo había escrito lo necesario:

"Ultimo día"

Nada más, lo dejo de lado y oculto su rostro en la almohada, solo quería olvidar todo a pesar de saber lo egoísta que era su petición, lo otro que también tenia en mente seria si aceptar el reto del viejo Suzuki, la emoción de ir se vio opacada por los nervios de lo que podría pasar. Volteo de medio lado y se miro sus manos, no han pasado tantos días y ya sentía una eternidad desde que hizo algún truco grande, que las personas disfrutaran, un espectáculo en todo su esplendor.

Tomo la almohada y la coloco encima de su cabeza, tratando de no pensar en nada con la oscuridad que le cubría en su rostro, sus planes se frustraron al escuchar el tono de llamada de su móvil, gruño en forma de protesta y se quito lo que le cubría para levantarse y responder.

—¿Hola? —ni se molesto en ver quién era al contestar.

—Joven maestro, lamento tener que pedirle esto, realmente es mi culpa por haberme descuidado

—¿Jii-chan? Espera, tranquilízate ¿Qué paso? ¿Le... ocurrió algo a mama? —su voz se lleno de temor al mencionar lo último.

—Lo lamento muchísimo, solo le quite la vista un segundo y cuando escuche la puerta cerrar ya no estaba

De repente sudo frio, le temblaba las manos, los hombros, el cuerpo entero, se mordió sus labios para recuperarse un poco.

—¿Desapareció?

—No se preocupe, se dónde puede estar la señora, pero... —noto la duda en su voz.

—¿Dónde?

—... Fue a ver al maestro Toichi

—¿A Papá? Eso es imposible, el ya... no está aquí

—Ella sigue creyendo que vive, por eso fue a verlo, después de todo ambos se conocieron con sus mascaras

Se quedó pensando hasta que lo entendió, seguía creyendo que su padre vivía, por lo tanto, no estaba enterada de que existía el segundo Kaito Kid, para ella solo hay uno, y ese es Kuroba Toichi.

~°~

Después del alta del hospital fue a su "casa" que al llegar se sintió tranquila, pues no había cambiado mucho de lo que recordaba, encendió el televisor para que no hubiera tanto silencio y comenzó a explorar lo que necesitara encontrando en su camino un libro que llamó su atención, estaba junto a otros diversos temas, pero su mirada termino clavada en ese. Con duda lo tomó, notando que era algo pesada y grande para ser un libro de lectura, lo abrió encontrando imágenes en cada página.

Se vio a si misma con su esposo, momentos congelados en imágenes que rebosaban las emociones de ese segundo exacto, siguió mirando las otras, mostrando el paso del tiempo pero no de su felicidad, noto como había una con un bulto en sus brazos, lo acaricio de manera superficial con sus dedos, saber que lo tuvo en sus brazos y olvido la sensación la hace tener un vacío extraño, al par se les unió un pequeño tercero que se hacía más grande, una gota cayo en la hoja, dándose cuenta de las lagrimas que caían por sus mejillas.

Intento secárselas y calmarse, cosa que logro tras unos minutos, volvió su vista al álbum, al seguir se mostro confundida, las fotos de los tres juntos fueron cada vez menos e igual Toichi no salía, mostrando solo a ella con su hijo, no tuvo tiempo para pensarlo cuando en el televisor se anunciaba el reto hacia un famoso ladrón de joyas, escucho atentamente el nombre del ladrón y su mirada no se apartó de ahí, solo necesitó la dirección y su cuerpo se movió.

¿Porqué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora