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—¿De verdad no te dijo nada? 

—Se lo aseguro, señora. Ni una palabra de que iría 

Ambos miraban preocupados el televisor en el canal de noticias, mostrando un aviso de atraco con la firma de Kid. 

—Probablemente, sean los mismos quienes fueron tras Toichi, ¿cierto? 

—No hay nadie más que ellos 

Llevó su mano a su pecho y miró por la ventana, ¿no han parado en todos esos años? Preocupada por la seguridad del menor, su ansiedad no hacía más que aumentar. Aoko fue a la casa vecina para ver qué todo estuviera bien, pero no había vuelto, su mente no paraba de pensar y la agobiaba. 

—Konosuke, por favor, llámalo 

Inmediatamente lo hizo, él también estaba en vilo por el estado de su joven maestro. Uno, dos, tres tonos, no respondió, lo intentó de nuevo, teniendo el mismo resultado. 

—¿Algo? 

—Lo siento mucho 

—No, no es culpa tuya 

Sujetó su frente y suspiró, decidida de ir a verlo por sí misma, tomó un abrigo y le mencionó su idea al hombre, que aceptó y se unió a ella. Estaba abriendo la puerta cuando se enfrentó a alguien, quien no estaba solo.

—Buenas noches 

No respondió, con solo verlos sabía que no era una visita amistosa, retrocedió a la vez que ellos avanzaban, poniendo el brazo como barrera para cubrir al mayor. 

—Vaya, nunca creí que la gran ladrona viviera como una civil normal. Ahora, a lo que nos importa, ¿sabes donde está Pandora?

—¿Pan... dora? 

Su desconcierto no se debía a que no lo recordara, al contrario, sabía perfectamente de lo que hablaban. ¿Cuál era el punto de ir hasta ellos? ¿Pensaban que lo tenía? Ante su silencio, sacó un arma y apuntó el cañón en su frente, sintiendo el frío metal. 

—Si no lo dices, apretaré el gatillo. El siguiente serás tú, anciano 

—Sé donde está, no hay necesidad de amenazar 

—¡Señora! 

—Más que un milagro, parece una maldición. Por culpa de esa cosa, mi familia está sufriendo, no veo el porqué no dárselo —levantó sus manos, y se encaminó a donde se hospedaba— Está entre mis cosas, si fueran tan amables en seguirme 

—¡Señora, no debe! —se colocó delante de la mujer, implorando con sus ojos. Los otros dos sacaron también sus armas y apuntaron. 

—¡No! —lo cubrió con su cuerpo — Dije que no era necesario amenazar, les daré Pandora —volteo y sujetó las manos del otro, trazando en la palma una palabra a la vez que hablaba— Todo estará bien, déjame encargarme de esto 

Aun renuente, asintió y salió del camino, quedando un hombre con él y los dos restantes siguieron a la mujer. Ella miró sobre su hombro, dándole una sonrisa para reconfortarlo. 

Subieron al segundo piso, entrando a una habitación que no parecía de un adulto. 

—¿Qué es esto? No creí que tuvieras estos gustos 

—Me estoy quedando aquí, no es mi casa 

—¿Ah? ¿Entonces por qué deberíamos pensar que lo tienes? 

 —Por qué siempre lo llevo conmigo, sería tonto dejarlo en mi hogar sabiendo que lo están buscando, ¿no es así? 

Ante su silencio, caminó a su maleta y la abrió, rebuscando en su interior. Tomó un objeto y lo guardó en su manga, busco y lo encontró, un anillo con una gema morada, lo suficientemente grande como para que algo estuviera dentro. 

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⏰ Última actualización: Nov 01, 2023 ⏰

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