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"La señora Chikage despertó"

No tuvo ni tiempo para pensar cuando ya había salido corriendo en dirección al hospital, después de casi tres meses tuvo la buena noticia de saber que su madre abrió los ojos, incluso atropello sus palabras con quiénes acompañaba por el apuro. Sus pasos rápidos le cortaban la respiración, aún así, no disminuyó el ritmo, tenía que llegar hasta ahí sin importar lo que le costará.

Cruzó las puertas de entrada, ganándose el regaño de quién estaba en recepción, se conocía el camino hacia la habitación de su progenitora por lo que fue directamente a la puerta, abriéndola con desesperación y mirando dentro.

Las dos personas se sobresaltaron por la abrupta interrupción, la mujer sorprendida se quedó mirando fijamente al chico recién llegado, quién al verla no pudo aguantar las lágrimas de felicidad.

—¡Mamá! —no pudo evitar su emoción y fue a abrazarla.

El mayor de todos no pudo ocultar su expresión de angustia, pues ya sabía lo que vendría a continuación, el mismo lo experimento hace un par de minutos atrás.

—Esto... claramente me conoces, pero ¿quién eres?

Si lo hubiera sabido de antemano, se lo habría mencionado a su joven amo para que no pasará por ese dolor.

Su cuerpo se volvió tieso de lo que significaba esas dos palabras, aún así, no quería creerlo.

—... ¿Qué dices? No me hagas esto, soy tu hijo, Kuroba Kaito, el siguiente gran mago después de Kuroba Toichi

—¡Toichi! ¿Sabes dónde está? ¿Lo conoces?

No sólo fue la indiferencia ante quien era él lo que le dolió más, sino pensar que su padre seguía junto a ellos, esa fue la última prueba de que no estaba soñando.

Su madre nunca diría algo como eso sin siquiera soltar una lágrima, al contrario de la mujer que sonreía con la esperanza de ver al hombre del que se enamoró.

—Jii-chan, ¿por qué pasó esto?

—Joven maestro... —no pudo decir más, ni tampoco podía consolarlo en esa situación, no sabía que hacer.

—¿Fue mi culpa? ¿Por seguir persiguiendo a esos tipos a pesar de saber de lo que eran capaces? Incluso sabiéndolo mi mamá no dijo nada, tal vez debí prestarle más atención, no creí que llegaría a este punto —no quito la mirada de la persona en la camilla, que confundida alternaba entre mirar al mayor y al joven.

—Konosuke-san, ¿es un conocido tuyo?

Se mordió los labios y salió de allí, el grito de su ayudante diciendo que vuelva resonó por los pasillos, no se detuvo, no podía confrontar esa clase de situación.

Lo primero que pasó por su cabeza fue ir a su casa, pero volvería a estar solo, incluso si su madre volviera a ese lugar le extrañaría que estuviera junto a ella, también está la familia Nakamori, tarde o temprano se enterarían de la noticia y el por que su actitud de ahora. Llevaba encima lo necesario para la salida, si quería estar afuera tenía que entrar para sacar los ahorros que guardaba para uso personal, debía hacerlo si quería pasar unas noches lejos de ahí.

Trato de ver desde su lugar algún rastro que indica si estaban padre e hija despiertos, su celular corroboraba que lo buscaban y estarían atentos por si volvía.

Decidió arriesgarse a un sermón y entro a su residencia, todo parecía normal hasta la entrada, no encendió las luces y caminó por el pasillo directo a su habitación, no se sorprendió que al abrir la puerta estaba su amiga sentada en la cama, esperando su llegada.

¿Porqué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora