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Salió del baño con una toalla alrededor de su cabeza, aun goteando por la ducha. Camino hasta su cama y se tiró en ella, gastado por la acción.

—Sí, también... Kaito, seca tu cabello primero, tendrás un resfriado —le habló al verlo humedecer la almohada.

—No puedo, el agua relajo tanto mis músculos que no quiero moverlos

—Dios, este tipo... Haibara, mañana terminaré de contarte los detalles. Sí, hasta luego —colgó y soltó el aire, guardó su pajarita y se sentó en la orilla de la cama— Vamos, ya no eres un niño

—Y tú tampoco —volteo su rostro— Por lo que veo

El adolescente solo frunció el ceño ante la frase, pues tenía razón.

Después de dejarlo solo por un buen rato, pensando que no volvería, quien apareció fue el detective Kudo Shinichi con la ropa desarreglada y agitado. Kaito solo pudo quedarse con la boca abierta, no creyendo lo que veía.

Le dijo que no hablara al respecto con Haibara y lo llevó en su espalda hasta su casa, teniendo que caminar juntos hasta su cuarto y entrar al baño.

—Como sea, no te atrevas a decirle nada a nadie. Ni siquiera a Ran

—¿Por qué?

—Ellas no me dejarán volver a mi cuerpo si se enteran

—Ah, ¿te refieres a la duración del efecto? Creo que lo mencionaste en una conversación

—Sí, agradecería que lo mantuvieras en secreto

—Ya veo —sonrió en provocación— ¿Y qué me darás a cambio?

—Más bien, me debes. No te deje tirado en la calle

—Buen punto... —se enderezó y empezó a secarse— De acuerdo, no lo haré. Pero, ¿qué harás con los días que te quedan? ¿Te esconderás hasta que vuelvas a ser Conan?

—Sí, me quedaré aquí

Detuvo su acción y lo miró incrédulo.

—¿Aquí? ¿Dónde? ¿Por qué?

—Primero: tienes otra habitación, si no quieres solo dormiré en el sofá. Segundo: Mi casa está cerca de la del Profesor, revisará si estoy ahí. Y lo último... —sus ojos se encontraron y desvió la suya rápidamente— quisiera conocerte desde esta perspectiva, siendo Shinichi

—Oh, ya veo

Uso la toalla para ocultar su sonrisa y sonrojo, no quería admitir que eso lo hacía feliz.

—No me importa, yo dormiré en el otro cuarto, puedes quedarte aquí

—¿Eh? —no pensó que aceptaría tan rápido.

—Que puedes quedarte aquí, no me molesta tener compañía. Cambiaré la funda de la almohada

Abrió el armario y lo cambió, se despidió del otro y fue hasta la habitación de sus padres. Al cerrar la puerta, no pudo evitar sonreír, se sentía mejor con el detective junto a él, la casa era menos solitaria.

Terminó de secarse y se hundió en las sabanas, esta vez teniendo un sueño constante y tranquilo.

~•~

Aoko se paró frente a la casa de su amigo, preocupada por saber cómo llegó, pues le dijo que tenía que hacer algo para confirmar un asunto de importancia. Con su llave en mano, entro y escucho murmullos en el comedor, cosa que la extraño. Haciendo el menor ruido posible, se encaminó hasta poder ver una escena que la dejó con una sonrisa aliviada.

¿Porqué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora