~19~

264 35 8
                                    

Su vista estaba cubierta por un pañuelo mojado, sus ojos estaban hinchados por el llanto y no quería los regaños por su apariencia.

—¿Todo esto es de tu padre?

—Mm —no quería hablar por lo que solo hizo un sonido de afirmación.

—Traje, transporte, incluso para los trucos, lo necesario para estar listo.

—Mm.

—... Oye

—Mm.

Se subió al sillón y le quitó el pañuelo.

—¡Maldición! ¡Podrías ser más considerado!

—¡Si tu no me ignoraras!

—Lo veo todos los días, obviamente no tendré interés de algo que ya sé. Además pareciera que esto es un museo para ti, vi el brilló en tus ojos

—¿Cómo sabrías? Tenías el pañuelo.

—Oh, ¿lo admites?

Volvió a sentir la humedad en su cara, le lanzó el pañuelo por vergüenza de haber sido descubierto. Solo pudo reír ante la ocurrencia y guardar para si lo rojo que estaba el detective.

—¿Te sientes mejor, Kaito-niisan?

—No me llames así ahora, menos con ese tono. Me da escalofríos.

—Si, si. ¿Cómo esta tu brazo?

Al tener en cuenta su herida, se quito parte de su pijama para descubrir su brazo.

—No está mal, probablemente ya cicatrizo.

—Solo paso día y medio, es imposible —bufo en respuesta.

—¿Quieres apostar?

—Me niego, por cierto. ¿Quién era la chica que te trato?

—¿Akako? Solo una conocida, aunque me ha ayudado mucho estos últimos meses. Me toca ¿Qué paso entre tu y Ran-san?

—¡Tú...! Nada me obliga a contarte.

—Cierto, pero recuérdame quien te ayudo con tu problema. Merezco una respuesta, ¿no lo crees? Kudo-kun

El apodo solo lo enfureció aun más, no quería pero sentía que debía hacerlo, no habrían llegado a nada de no ser por él. Le contó lo que paso después de que se fuera y su decisión.

—Alto ahí detective, no te rechazo directamente, solo dijo que necesitaba pensarlo. Puede que aún tengas oportunidad.

—Lo dudo, creo que esa oportunidad ya no existe —se quedo callado y en sus pensamientos, dejando al otro incomodo.

—... Mira el lado bueno, no se alejo de ti. Tienes suerte de no haber sido rechazado de manera directa como yo.

Ante lo dicho alzo la mirada, viéndolo con confusión escrita en su cara.

—Realmente pareces un niño, me dan ganas de molestarte —le desordeno su cabello para aligerar el ambiente.

—Ya basta, ¿a que te refieres?

—¿El gran detective estaría de acuerdo en que comparta sobre mi vida?

—¿Por qué querría?

—Así ambos nos sentiremos miserables, no estarás solo en tu pena —le quitó sus lentes para colocárselos, notando que servía para rastrear— Además también quiero decirlo.

—Ya me lo dijiste, te rechazo ¿no? —intento recuperar sus lentes pero fue bloqueado.

—Si, directamente cruel, pero rechazado. Tomo la flor que le ofrecí y con una sonrisa de culpa me dijo que no aceptaba, me dijo que quizás sentía amor por alguien más y no estaba segura, por lo que no me merecía su duda ante mi confesión. Bueno, realmente dolió, pero lo entendí, aunque no tuve el tiempo suficiente para que el golpe me llegará —seguía alejando el pequeño cuerpo con una sola mano, evitando que tenga sus lentes.

¿Porqué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora