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Estaba sentado en una silla, siendo atendido por quien arriesgó su pellejo aún sin saber de ella, o por lo menos no del todo. Ahora estaba bajo su mirada, aguantando los toques obligatorios, para tener sus resultados de salud.

—Está horrible —fue la escueta respuesta de la chica.

—¿Así de mal?

—Tu —lo señaló sin pudor— Estás en el límite de lo que se puede decir saludable, es un logro que hayas sobrevivido hasta ahora

Acepto el comentario, a pesar de sorprenderle lo franca que era, su personalidad le agradaba. Sus ojos se cruzaron, pero él desviaba los suyos cada vez que pasaba, creyo que si no fuera científica, le iría bien como medica.

—¿Qué rayos piensan las personas que te cuidan? ¿Que te alimentas a base de aire?

—Soy yo quien no come

—Entonces deberían insistir, si es necesario que te obliguen a tragar todo el plato. Kaito, tus huesos son tan visibles que duele incluso ver tu estado

—Solo me pondré una camisa

La castaña resopló frustrada, se masajeó el puente de la nariz, tratando de no gritarle.

—¿Haibara? —la puerta se abrió, dejando ver el rostro de Kudo.

—Justo un poco más y estaba dispuesta a golpearlo. No puedo con su actitud, te toca —sin más, se fue por donde el otro entró. Dejándolos solos.

—¿Cómo te encuentras? —menciona, a la vez que se acerca a los resultados en papel que dejó la chica.

—Normal

—Define normal

—Eso... Solo algo cansado, pero sigo vivo

Le incomoda el que no dijera nada, es incluso más sofocante que con su compañera.

—¿Te has visto en un espejo?

—¿Eh? Bueno, si, cada mañana

—Entonces no ves lo que nosotros vemos

Se acercó y tocó su costado, delimitando sus costillas, mirándolo con enfado. Se encogió ante el toque, extrañado.

—¿En serio crees que esto está bien? No lo pude notar antes porque llevabas ropas holgadas, pero ahora...—su voz salió en un tono de preocupación genuina— De verdad tienes que cuidarte

Eligió quedarse callado, enfrentar a un detective así no le agradaba para nada. Sintió que la mano subía hasta su pecho, donde estaba su corazón.

—¿No quieres saber la verdad? ¿El porqué buscan tanto esa joya? ¿No quieres destruirlo y ver las expresiones de esas personas? Aun no puedes rendirte, necesitamos al hombre bajo Kaitou Kid. Necesito a Kuroba Kaito

La determinación brilló en sus ojos azules, instando a que se contagiara hacia él. Tal vez no eran iguales en eso ahora, pero no pudo evitar admirar ese rasgo en el otro. Una sonrisa nostálgica salió de sus labios, no pudiendo evitar recordar que también era así.

Shinichi solo pudo observar esa sonrisa y sentir dolor, como si fuera un hombre que está al límite de ser destrozado, y lo sabe.

—¿Tienes un espejo de cuerpo completo?

El niño curioso respondió que no en ese lugar, sino en su casa. Insistió en que fueran y aceptó, entrando por la puerta de su hogar y llegando hasta su habitación.

—¿Qué estás...?

Se callo cuando lo vio quitarse la chaqueta y camisa que llevaba, dejándolo con el torso desnudo. Camino frente al espejo y miro su cuerpo.

¿Porqué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora