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Su alarma sonó, recordándole que su vida debía continuar, a pesar de que ganas no le faltaban de pasar de todo y todos, volvió a su realidad al notar un olor en el aire, el sonido que hizo su estómago lo delató de comer lo que sea que hubiera abajo. Al terminar de arreglarse, bajo las escaleras y escuchó voces conocidas, familiares más bien.

—Buenos días Kaito

—Buenos días

Padre e hija saludaron al chico, este solo devolvió el saludo aturdido sin entender la situación.

—Espera, no es eso. ¿Qué hacen aquí?

—Se agradecido Bakaito, pude convencer a mi papá de venir hasta aquí. Mejor desayuna y rápido, tienes que acompañarme— vociferó entregando la comida ya hecha.

—Básicamente me arrastró— murmuró el hombre detrás de su periódico.

Sin querer ganarse un golpe y ya avisado, se sentó en la mesa para comenzar a comer del plato.

—¿Que tal las materias Kaito?

—Oh, pues, son complicadas, pero algunos compañeros me ayudan

—¿Eso significa que ya tienes amigos?— la única mujer se coloco en su lugar correspondiente.

—¿Eh? Sí, supongo

Sabiendo que ese era un tema que no quería tocar, cambiaron a otro donde la charla fue amena hasta que los casi adultos tuvieron que irse cada uno a su respectiva Universidad.

—Aún falta para tener que ir— empezó el chico.

—Solo quería pasear contigo hasta mitad de camino después de tanto tiempo sin poder juntarnos, además que yo voy a otra universidad y tengo que levantarme más temprano, quiero mis horas de sueño— se quejó de manera dramática en la última frase.

—¿Porqué cambiaste? Hubiéramos ido juntos

—Ah, es verdad, nunca te lo explique. Verás, la que está cerca no tienen lo que yo quiero, y he querido ser arqueóloga desde un tiempo atrás, perdón por no habertelo dicho— juntó sus manos frente a ella, esperando la respuesta de su amigo.

—¿Arqueóloga? Creí que querías el puesto de tu padre

—También lo pensé, pero me decidí por el otro, lamento que estés solo, a pesar de que Akako está contigo

—No digas tonterías, esa bruja me quiere robar el corazón— hizo un gesto dramático apretándose el pecho en ese órgano vital.

—¡No le digas bruja! Es mi amiga y la tuya

—No lo es, ella misma admitió delante tuya ser una bruja

—Eso es verdad, pero es por tradición, no para burlarse

Siguieron molestándose hasta tener que separarse unos minutos después, despidiéndose y tomando sus caminos para seguir la rutina.

Decidió ir directamente a la clase que le tocaba y sentarse, recostando su cabeza entre sus brazos, cosa que no pudo completar por la llegada de cierta joven.

—Buenos días, Kid-san— escuchó frente suyo, aún así, la ignoro.

Ya ni le importaba que dijera su otra identidad, después de todo no lo negaba pero tampoco confirmaba si era verdad.

Le siguió otra voz igual de problemática para que pudiera vivir en paz.

—Buenos días Koizumi, Kuroba— hablo desde el marco de la puerta, debido a que sus clases eran diferentes.

—Oh, ¿que tal el atraco de ayer, Hakuba-san?

—....Se nos escapó— murmuró despacio, la bruja lo entendió al estar vacía la sala excepto con los presentes.

¿Porqué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora