¿Supresor? || GoYuu

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A pesar de que, sus dos mejores amigos, Fushiguro y Kugisaki eran alfas, Yuuji no se sentía inferior o con algún complejo por ser omega. Caminaba con naturalidad al lado de éstos, portando un collar de cuero alrededor de su cuello, lo que permitiría que ningún alfa quiera propasarse con él y marcarlo. Aunque muy en el fondo, sentía algo de temor. A su joven edad, su celo aún no se había presentado por lo que temía que cuando por fin apareciera, lo tomara desprevenido; es por eso que, se mantenía muy cuidadoso con sus dosis de inyecciones para suprimir el aroma que soltaba naturalmente.

Aunque no funcionaba por completo al parecer, pues había escuchado a sus dos amigos hablar a sus espaldas, sobre que Yuuji desprendía un olor dulce y muy agradable como a una mezcla embriagante de vainilla y jazmín; por fortuna, la plática estaba seguida de una lista de instrucciones acerca de cómo tendrían que turnarse para vigilarlo y evitar que algún alfa se le acercara con malas intenciones.


Recordó que dentro de poco le tocaría colocarse -de nuevo- una de sus inyecciones, pues la última se la había puesto hace aproximadamente veinticuatro horas.
Odiaba la sensación y efectos secundarios que éstas dejaban, por lo que, luego de colocárselas debía descansar en su habitación alrededor de un par de horas, soportando los dolores de cabeza, mareos y náuseas que traían consigo. Pero valía la pena, no quería volver a tratar con un grupo de alfas molestándolo e intentando toquetearlo.

Esto le había sucedido hace un año exactamente, eran tres los varones que lo rodearon embriagados por su olor, parecían perros olfateándolo, y a pesar, de que intentó defenderse, los alfas contraatacaron soltando fuertes feromonas que lo marearon y por poco, lo hacen desvanecerse, dejándolo a merced de los tres mayores.

Fue su profesor favorito el que lo salvó esa vez. Era de noche y sus amigos ya estaban instalados en sus habitaciones, y al pelirrosa le gustaba dar pequeñas caminatas por los alrededores antes de dormir. Sintió como antes de caer inconsciente, estaba siendo cargado por unos fuertes brazos que lo llevaban a su dormitorio, su vista estaba nublada. Luego de unas horas, despertó encontrando una nota en su velador, era de Gojo-sensei. 'Yo te protegeré, Yuuji-kun. Descansa.' Sonrió aliviado. Evitaría tocar aquel tema con Megumi y Nobara, pues sólo obtendría regaños de su parte al enterarse de que deambulaba solo por las noches.

Al día siguiente, al terminar las clases, los tres chicos estaban esperándolo afuera del salón de clases, arrepentidos y rogando por su perdón. Yuuji creyó que eran un poco exagerados, aunque le divertía verlos así. '¿Qué les habría dicho o hecho Gojo-sensei para que estuvieran tan asustados?' pensó. Luego se enteró por unos rumores, que los chicos estaban entrando en su etapa de celo y se negaban a tomar supresores por el efecto que éstos les causaba.


Por suerte, ahora tenía dos inseparables alfas que lo protegían, o eso creía, pues éstos habían sido enviados a una misión de duraría de cinco a tres días en el mejor de los casos.


Se dirigió a la oficina de Shoko-san para recoger la inyección que le tocaría colocarse en unos minutos. Tocó la puerta y nadie respondió. No era la primera vez que no encontraba a Shoko-san en su oficina y ya sabía dónde se encontraban las inyecciones que necesitaba, por lo cual, decidió entrar y tomarla. Sin embargo, había algo diferente, había dos filas de inyecciones, no supo si debía tomar alguna de la primera o segunda fila, pues, a pesar de ser del mismo color; él siempre había visto sólo una fila de éstas. Tomó la de la segunda fila sin dudarlo mucho, no mezclarían algo peligroso con los supresores que están al alcance de los alumnos, ¿verdad?


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All YuujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora