Complacencia || FushiIta/SukuIta

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Advertencias: Fushiguro y Sukuna son hermanos, ligero voyeurismo, infidelidad, chantaje.




"¿Qué quieres cenar hoy?"

Fushiguro fija su mirada en su novio, quien aún continúa lavando los platos y utensilios que usaron en el almuerzo. Sin querer, ahora baja, hacia el pequeño lazo en su cintura, hecho con las cintas del delantal que compró para él, hace un par de semanas. "Pidamos algo para comer, ¿te parece bien?" Yuuji se ve tan bien como siempre, pero cuando asume las funciones de una ama de casa, es mucho más que caliente. Con las caderas meneándose de un lado hacia el otro, y con el culo gordo, resaltando por debajo de las cintas de la prenda.

El más bajo asiente, sin girarse, centrándose sólo en limpiar bien los restos de comida de la vajilla. "¿Hamburguesas?"

"Hamburguesas."


Cuando Yuuji termina de limpiar todo el servicio, que él mismo ensució, suelta un suspiro. Cocinar está bien, pero limpiar todo lo que necesita para hacerlo, es un 'no' absoluto. "Fushiguro..."

"¿Mhm?" Pregunta desinteresado, mientras lee recomendaciones de un buen lugar para pedir la comida.

"¿Te parece bien si esta noche abrimos la botella de vino?" Han pasado varios días desde que la joven pareja ha tenido intimidad, y con eso se refiere, a una verdadera cogida, a sentir la polla del pelinegro revolviendo sus órganos. "Sé que mañana ambos debemos trabajar, pero ha pasado tanto..."

De manera inusual, Fushiguro sonríe, y Yuuji sólo puede calentarse más al ver esos labios delgados, curvarse en una sonrisa coqueta.

"Lo haremos, ¿verdad?"

Pero tan rápido cómo la situación se calienta, se enfría. "Yuuji." Fushiguro muestra decepción en su rostro, y con total razón, pues él también ha estado deseando joder el lascivo cuerpo de su novio, desde hace mucho. "Lo siento..."

"¿Y ahora qué?"

"Sukuna..."

"¿Sukuna?"

Los labios delgados del pelinegro se aprietan uno con otro, en una expresión incómoda. No sabe cómo empezar con su oración, porque sabe que, aunque piense mil y una formas de decirlo, Yuuji terminará enojándose.

"Sólo dilo."

"Me pidió quedarse aquí esta noche."

"¡¿Por qué?!?" Yuuji no odia a Sukuna, no podría hacerlo, aunque quisiera, pues comparte el adn y el físico del amor de su vida. Pero tampoco lo quiere.


Sukuna es un maldito dolor de cabeza, que sólo se ha dedicado a atormentarlo desde la primera vez que lo vio, tomado de la mano de su hermano.


Yuuji intentó ser el lindo chico que acostumbra a ser, y sinceramente, nunca creyó que su paciencia tuviera un límite.

La cena con los padres de ambos hermanos hubiera sido perfecta, de no ser porque por debajo de la mesa, Sukuna pellizcaba sus muslos, pateaba sus piernas o intentaba rozar su entrepierna, con ayuda de su pie.

Sukuna no era más que un maldito saco de músculos, con una mentalidad de un puberto malcriado.


"¿Por qué aquí? Nunca antes ha pedido quedarse, sólo dale dinero... Dios, sabes que me detesta."

La risa de Fushiguro no pasa desapercibida por Yuuji, quien sólo hace más marcado el puchero con sus labios.

All YuujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora