Hidden desire || SukuIta

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AU.
Advertencias: Dubcon / 1nc3st0.


El calor que emitían los cuerpos desnudos inundaba el ambiente mientras que los amos sólo se deleitaban mirando a los esclavos. El choque de las pelvis con glúteos ajenos provocaba la emisión de descarados y obscenos gemidos por toda aquella sala.

Lo que parecía un caos, era un placer exquisito para aquellas pocas personas que tenían la extraña satisfacción de deleitarse mirando a hombres altos y fornidos tener relaciones con delgadas y delicadas jovencitas.

Mei Mei era la señora que se había encargado de alimentar el morbo de sus importantes amistades con tales espectáculos. No era algo que a ella le complaciera; sin embargo, cada vez más personas y de cargos más importantes, recurrían a ella para complacerse con tales vistas. Además, era ella quien tenía que poner un alto cuando creía que las cosas estaban llegando demasiado lejos.


Hoy sería una gran noche. El afamado Vettius, hijo de un importante comerciante y ex soldado, se presentaría esa noche, con el fin de disfrutar de aquel espectáculo. Mei era conocedora de los diferentes gustos del menor, por lo que se había encargado de que estuvieran presentes más de un joven esclavo en aquella gran sala.

Los gladiadores no se oponían a ser usados para tales fines, al contrario, se deleitaban follando cualquier bonito cuerpo que se les ofreciera. Sin embargo, Mei había tenido la generosidad de evitar que los cuerpos de sus sirvientes personales, y los gladiadores de mayor valor para su esposo, sean requeridos para ser partícipes de tales actos.

Tal era el caso de Yuuji, su sirviente personal, un delicado joven de apenas dieciocho años, que además estaba comprometido con Gojo, Doctore y mano derecha de su esposo. El joven había adquirido una muy bonita figura a temprana edad, y contaba con una belleza exquisita que cualquiera de aquellos salvajes y fornidos hombres desearía poseer. Además, era hermano del gran Sukuna, uno de los mejores gladiadores que poseía su esposo. Sabía que el joven era puro, y ni ella, ni Satoru o Sukuna dejarían que lo ensuciaran con algo tan perverso como eso.


Terminó de observar la sala, la cual estaba lista, alumbrada con las luces ámbar provenientes de aquellos candelabros, que daban el toque cálido al lugar, y la seda decorando los muebles, mesas y sobre el piso en el cual se realizarían los eróticos actos en tal sólo unos minutos.

Observó a los jóvenes, sus delgados cuerpos estaban pintados de un color dorado, el cual hacía resaltar sus atributos, haciéndolos más tersos y suaves a la vista. Por otro lado, los gladiadores terminaban de bañar en aceite sus marcados músculos, resaltando más lo cincelados que estaban, sus cuerpos grandes y pesados contrastaban a la perfección con los delicados y frágiles de los jóvenes.

"Yuuji, ven aquí." El joven pelirrosa caminó con suavidad posicionándose a su lado. "No te separes de mí durante toda la noche." Mei había obtenido al joven cuando éste aún era muy pequeño, y desde entonces depositaba toda su confianza y le brindaba algunos beneficios sobre cualquier otro esclavo.

El joven asintió. "Sí, mi señora."

Mei dirigió su mirada hacia el menor. "Mira qué bonito te has puesto. Gojo debe estar loco por comprar tu libertad."

Yuuji sólo respondió con un fuerte rubor adornando sus mejillas. Se sentía muy dichoso con la vida que tenía, pues a pesar de ser esclavo, sentía que debía agradecer por tener la oportunidad de tener a su hermano a su lado y, además, de haber obtenido el amor de un gran hombre que lo respetaba y adoraba tanto cómo él a él.

All YuujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora