All Yuuji

i think i liked it 2 || SukuIta

Continuación de 'i think i liked it'.

Advertencias: Humillación verbal, h4te sex, dubc0n (muy poco).

Fueron alrededor de dos semanas las que Yuuji consiguió evitar a Sukuna.

Después de esa noche, de todo lo que le dijo, de todo lo que él le obligó a hacer y, sobre todo, de la manera en la que respondió a su última pregunta, no podía atreverse a mirarlo a los ojos. No sabría cómo reaccionar, tal vez se paralizaría o saldría corriendo, de igual manera, cualquier opción que se le ocurriera era peor que la anterior.

Es por eso que, cada vez que escuchaba su característica voz, se escondía en el lugar más recóndito que sus ojos lograran observar, o corría tan rápido como sus piernas se lo permitieran. Ni siquiera había sido su culpa lo que ambos habían hecho esa noche, las cosas sólo... se salieron de control.

En este momento, se encontraba en los vestidores del colegio, reflexionando sobre cuánto tiempo duraría esta molesta rutina. Sin embargo, si de rutinas hablaba, había una que había creado desde hace mucho antes del incidente: ingresar a las duchas cuando todos ya habían abandonado las instalaciones. ¿La razón? Hace unas semanas había sentido curiosidad por cómo luciría con un adorno adicional en una parte específica de su pecho, y tomando el riesgo y dejando la vergüenza de lado, acudió a un sitio de tatuajes y piercings, y accedió a hacerse los de los pezones, arrepintiéndose cuando éstos se volvieron mucho más sensibles, y también cuando notó lo obsceno que lucía su cuerpo.

Pero ya estaba hecho, y la forma en la que su novio enloqueció y se abalanzó sobre ellos la primera vez que los vio, fue un punto a su favor.

Mientras desabotona su camisa blanca, se maldice por haber optado por hacer deporte cuando no ha traído el uniforme adecuado, pero, a fin de cuentas, es algo que lo apasiona y mantiene su cuerpo en forma.

La camisa, empapada de sudor, es puesta sobre la banqueta, y cuando se encuentra por hacer lo mismo con el pantalón del uniforme, un carraspeo provoca que voltee nervioso.

Toma nuevamente la prenda y la sostiene contra su pecho, cubriendo específicamente sus piercings. "¿Así que es por eso que nunca te veía en los vestidores?"

Pasan un par de segundos antes de que cierre sus labios, que se abrieron por la sorpresa y por el hecho de que no sabe que decir. Lo mejor sería irse, correr y alejarse del tipo que ha visto la manera en la que se folla a sí mismo, pero ¿cómo? No puede ni pretende caminar todo el trayecto hacia su casa con el uniforme sucio y el cuerpo sudado. "¿Qué haces aquí?" Nunca, en los ocho meses que lleva en el colegio, se ha chocado con Sukuna, y ahora de repente están solos en el lugar menos concurrido.

"Me quedé practicando para el partido de mañana." La sonrisa de lado que muestra Sukuna no logra calmarlo ni hacer que su deseo de irse sea menor. "Tranquilo, no voy a molestarte, mocoso, sólo continúa con lo que hacías." Su expresión se suaviza, y sus ojos se desvían hacia el suelo.

Y a pesar de que realmente no quiere estar en un mismo espacio con el tatuado, no va a salir de allí sin antes tomar una ducha.

Oculta su incomodidad y termina de desvestirse, cubriendo con torpeza cada parte de su cuerpo, que se expone cuando quita alguna prenda, con la toalla.

Antes de ir hacia las duchas, da una mirada de reojo a Sukuna, quien permanece callado, dispuesto a cumplir su promesa de no molestarlo y sólo centrándose en desatar los cordones de sus zapatillas.