Capítulo 12 - Chocolate amargo

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     Los nervios y la furia me llenaban por partes iguales, me sentía invadida, violentada y casi violada. Mi mente corría a mil kilómetros por hora y a la vez me sentía congelada, que mierda estaba ocurriendo. El silencio había caído sobre nosotros como la hoja de una guillotina luego de haber abierto la puerta, recogimos hasta la última de aquellas flores en tiempo récord y las tire todas a la basura sin siquiera dudarlo; me sentía repelida por ellas y las quería lo más lejos posible de mi. 

     Aun en silencio nos montamos a la motocicleta, cualquier dejo de la calidez que había experimentado en la noche pasada había desaparecido, solo deseaba llegar al club y encontrar a Sam. Agradecía que Luke parecía estar manteniendo la calma y no me estaba presionando para dar explicaciones, pero también sabía había una conversación de la cual no podía escapar. 

     Llegamos a la casa club y el rubio estacionó con cuidado junto a la entrada, podía sentir su mirada fija en mi, como revisando cada detalle, pero sin pronunciar una palabra. En el interior eran pocas las personas que ya se encontraban despiertas, todas ayudando a limpiar los restos de la fiesta de la noche anterior. Saludamos con un asentimiento antes de dirigirnos a una de las puertas al final de la estancia, que daba lugar a una gigantesca cocina, moderna y sencilla, pero con suficiente espacio y equipamiento para alimentar al batallón de personas que seguro comían aquí diariamente. 

     Un par de personas se acercaron rápidamente a hablar con Luke, por lo que sin preocuparme mucho le hice una señal con la mano de que se dedicara a lo que tuviera que hacer, y me aproximé a una mujer rubia de cerca de unos 40 años que se encontraba parada en medio de la cocina, y parecía estar comenzando a organizar el desayuno con la ayuda de dos muchachas. 

     - Hola - dije, sintiéndome repentinamente tímida ante su fuerte mirada - ¿podría ayudar en algo? no me gusta estar sin hacer nada, y se me da bastante bien la cocina. 

     - Por supuesto linda - respondió ella luego de recorrerme con su mirada - eres Isabela ¿cierto? la amiga de Sam - asentí con una sonrisa ante su reconocimiento, mientras me sacaba la chaqueta de cuero y me ataba el cabello, disponiéndome a cocinar. - Sam siempre dice que ama tus dulces ¿Qué te parece si haces unos muffins o unos panqueques para el desayuno? Cualquiera de las dos opciones esta bien, de cualquier forma aquí siempre se arrasa con la comida. 

     - Perfecto - asentí feliz de tener una tarea con la cual poder distraer el atolladero que era mi cerebro. 

     Lo cierto era que quizás si no hubiéramos tomado el rumbo que elegimos junto con Sam, me hubiera gustado trabajar cocinando, quizás en algún café de esos que también son librería, con un ambiente tranquilo donde la gente va a leer y relajarse. En mi mente decidí hacer ambas recetas ya que podía preparar panqueques mientras tenía los muffins en el horno, así que mientras consultaba a las chicas donde estaban los ingredientes comencé a mezclar, agradeciendo a quien sea que mantenía aquella alacena abastecida ya que realmente había de todo. 

     Preparé masa para muffins de chocolate y chips blancos y muffins de vainilla con chips de chocolate amargo, sintiéndome como un pulpo a la vez que me estiraba para rellenar las enormes asaderas tipo industrial que la primer mujer me había alcanzado, con espacio como para hacer 30 muffins de cada sabor en una sentada, y agradecí al no tener que estar sacando y rellenando los papeles en tandas más pequeñas. Metí todo en el horno que ya se encontraba caliente ya que una de las chicas acababa de sacar una tanda de pan casero que olía espectacular, y me puse manos a la obra para hacer la segunda masa. Probablemente me llene de harina hasta la nariz, mientras batía a mano la mezcla e iba agregando cuidadosamente la leche y vainilla, preocupada de que quedara todo en el punto correcto para obtener unos panques suaves y esponjosos. 

Fuego cruzado (MC - Iron Riders)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora