En pocos días habíamos generado una pequeña rutina en el club, y aunque las cosas seguían cambiando a la velocidad de la luz, a su vez todo se sentía natural. Sam le había anunciado su embarazo a Bash y este se había emocionado al borde del llanto, le hacía ilusión la idea de ser padre y se lo había anunciado al club a cuatro vientos; el día anterior habían tenido su primer consulta médica y al parecer todo iba como se suponía, y solamente habían recetado vitaminas y volver a verla en un mes. El único dolor de cabeza que ya estaba causando eran las nauseas matutinas de Sam, que parecían ser particularmente causadas por el chocolate, cosa que resultaba extra frustrante para mi amiga ya que básicamente era uno de sus grupos alimenticios principales.
Por mi parte me había dedicado a hacer todo lo que estuviera a mi alcance para poder lidiar con el estrés que me provocaba la situación en que estábamos. Madrugaba para correr con Kyser, cocinaba los desayunos, y ayudaba en lo que podía en el club, estaba revisando nuevos productos para traer a la tienda y había tenido que pasar un par de veces por la comisaría, lamentablemente aunque el desgraciado había dejado bastante evidencia en mi departamento, no habían podido siquiera generar una lista de sospechosos, y los oficiales todavía no consideraban que la situación ameritara una guardia policial para mi o el club, y ambas cosas me desquiciaban. Afortunadamente con el embarazo de Sam, ella y Bash habían decidido adelantar la boda, que se llevaría acabo exactamente en 45 días, así que teníamos muchas cosas por preparar y organizar, y para completar el combo, el cumpleaños de Luke era exactamente en un mes, lo cual nos daba dos eventos importantes a organizar como para mantener la mente ocupada. Planeaba cargarme de todas las actividades que pudiera con tal de mantener mi mente ocupada y no permitir que mis pensamientos me agobiasen.
Ahora me encontraba sola con Kyser en la tienda y el prospecto, quien me había enterado que iba por el nombre de Beast, afuera; era viernes y Sam había ido temprano al club para supervisar la colocación de las nuevas cámaras de seguridad y tener una charla con nuestro personal, el club iba a seguir funcionando con normalidad pero necesitábamos que todos fueran extra cuidadosos, ya que lo último que quería era que ocurriera otro incidente. Yo debía cerrar la tienda e ir a mi departamento para poder supervisar la colocación de un juego de cámaras de seguridad, aunque ya no estaba muy segura de que aquello tuviera sentido, dudaba que por un buen tiempo pudiera volver a dormir allí.
El sonido de la puerta siendo abierta y estruendosas carcajadas fue suficiente para captar mi atención. Suspiré, instantáneamente poniendo mi mejor sonrisa, al observar a los tres chicos ingresar al local, debían rozas los veintipocos años, con cuerpos de deportista y miradas seguras que gritaban que ellos se comían el mundo. No era la primera vez que veía chicos en el local, aunque era más afín a la clientela femenina, ya que la mayoría de las veces los varones correspondían a uno de dos perfiles, o eran idiotas con un ego inmenso y muy poco interés por descubrir todo lo que los artículos que vendíamos podían a portarle y solo estaban allí para probar su hombría, o estaban demasiado dominados por sus prejuicios y temían la competencia de un vibrador, por lo cual terminaban no comprando nada. El grupito que estaba frente a mi hoy, claramente calificaba en el primer tipo.
- Buenas tardes chicos - dije subiendo mi voz un poco, aunque desde que habían abierto la puerta tenía sus miradas fijas en mi - si puedo ayudarles en algo no duden en pedirlo.
Hubo un momento de silencio durante el cual podía sentir como me recorrían con su mirada, midiéndome como si fuera un trozo de carne, y por el cambio en sus gestos sabía que en su mente querían devorarme.
- Hola hermosa - habló quien supuse que era el líder de los tres, a la vez que caminaba hacia mi y se apoyaba sobre el mostrador - estábamos buscando algunos condones y lubricante.
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Fuego cruzado (MC - Iron Riders)
ChickLitElla tenía su vida en orden, su propio sex shop y un club nocturno con su mejor amiga, un apartamento, un perro y toda la determinación del mundo en ser su propia mujer. Fuerte, libre y feliz. Pero en una sola noche, una sola pelea iba a ser capaz d...