Sam estaba recostada en mi sofá llenando de mimos a Kyser, mientras ambos me veían moverme como un torbellino por el departamento, intentando con ello calmar el torbellino que sentía en mi interior. Estaba frustrada, enojada, aterrada, insegura, frenética, y más, y no tenía respuestas. La poca calma que había logrado mantener desde la mañana se había estirado al máximo con la visita a la comisaría, pero la bomba que había soltado Luke había terminado por hacer todo pedazos.
Cuando el rubio había soltado aquello, me había sentido aliviada y repelida a partes iguales. No quería tener que cambiar mi vida, mi rutina, mi espacio, mi ser, no era la persona actuando incorrectamente... me sentía indefensa, débil, y lo odiaba con cada fibra de mi ser. Esta no era quien era yo, me enorgullecía al pensar que siempre había enfrentado con entereza de cara cualquier problema que se había presentado, que había podido lidiar y resolver las complicaciones, y había aprendido y crecido en el proceso... pero esto, esto no era algo que pudiera solucionar con fuerza de voluntad y pensamientos razonables.
- No - había sido mi primer respuesta, sin siquiera dudarlo.
No quería aquello
- ¿Qué quieres decir con no? - respondía Luke, la sorpresa dominando su cara como si le hubiera dado una bofetada.
- No voy a dejar mi departamento.
Las tres personas que me rodeaban probablemente me estaban mirando como si estuviera diciendo que iba a tirarme de un puente.
- Izz, al menos por un tiempo no es lo más sensato quedarte... - la voz de Sam se oía conciliadora, pero en ese momento aquello solo parecía conseguir enervarme aún más.
- No voy a hacerlo - repetí, segura de mis palabras - jamás te pediría que tu lo hagas Sam, de hecho creo que es una buena idea que te quedes en el club junto con Bash... pero yo no puedo, simplemente no voy a hacerlo.
Me sentía abrumada, sobrepasada, y tras decir aquello simplemente me había dado la vuelta y había emprendido el camino de vuelta a mi departamento, con la esperanza de que la caminata ayudase a despejar mis pensamientos.
Un par de horas después había llegado la pelirroja a mi departamento, con la escusa de hacer una tarde de películas y poder relajarnos un rato, aunque sabía que aquella era su forma de ondear una bandera blanca e intentar calmarme. Si había alguien que me había visto en mis momentos malos y en los peores era ella, y pocas veces en mi vida había estado siquiera tan alterada.
Bufando finalmente me senté en el sofá junto a Sam y Kyser, quien rápidamente se tiró sobre mis piernas solicitando su dosis de caricias, a lo cual era imposible negarme.
- Cualquier película que me haga reír o al menos donde tenga buen material para disfrutar visualmente - le dije a Sam arrojándole el control remoto.
- A sus órdenes - contestó mi amiga haciendo un saludo militar y comenzando a buscar algo en la pantalla.
Con un suspiro intenté controlar mis emociones y me senté en el suelo con mi enorme perro. Amaba a ese animal con todo mi corazón, era todo lo que me quedaba después de la muerte de mis padres y había sido quien me había ayudado a salir adelante y realmente podía relajarme y sacarme una sonrisa todos los días. Mi amiga finalmente terminó por poner la serie The Witcher, ya que la muy maldita sabía que Henry Cavill era capaz de hacer un cortocircuito en mi cerebro con simplemente mirarme a través de la pantalla, y eso era precisamente lo que necesitaba en aquellos momentos, a menos que alguien pudiera traer al mismo Henry a mi departamento y dejarnos encerrados juntos por varios meses.
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Fuego cruzado (MC - Iron Riders)
ChickLitElla tenía su vida en orden, su propio sex shop y un club nocturno con su mejor amiga, un apartamento, un perro y toda la determinación del mundo en ser su propia mujer. Fuerte, libre y feliz. Pero en una sola noche, una sola pelea iba a ser capaz d...