Capítulo 6 - Locura

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Todas las malditas noches de la semana, me había tocado pensando en aquel cuerpo que me había presionado en el pasillo, y todo lo que había deseado hacer con él.

- Tierra llamando a Bel, tierra llamandoooooo - conseguí escuchar como Sammy gritaba, chasqueando sus dedos frente a mi cara.

La muy maldita había llegado hace un rato, y aunque en parte lo agradecía ya que atender sola la tienda en la mañana había sido un verdadero desastre con lo ausente que me encontraba, también había pasado las noches anteriores con su chico y ahora insistía en saber porque yo me había retirado de la fiesta el otro día. Una conversación que no planeaba tener en la tienda con bastantes clientes como estaba, y probablemente un poco también porque era una que ni yo misma tenía clara.

- Volviendo, volviendo a tierra - le contesté. abandonando mi taza ya fría de té, y saliendo detrás del mostrador para poder asesorar a algunas de las clientas que allí daban vueltas.

- Se que me vas a odiar por decir esto, pero nunca pensé que un rubio motero pudiera dejarte colgada de esa forma, nena - continuó Sammy chasqueando los labios - lo único bueno de que no terminaran follando es que sino no se si estarías aquí conmigo.

- Habló la chica que está tan embobada con SU motero, que se puso la camiseta del revés - le retruqué señalando la etiqueta que se veía en uno de los costados de la prenda, sacándole la lengua.

- Solo es un testimonio del buen sexo - contestó esta codeandome y yendo al cuarto trasero, probablemente para colocarse su ropa de la forma correcta.

Sacudí la cabeza, negándome a que una simple polla me distrajese de mi trabajo, no lo necesitaba, y no pensaba pasar un minuto más pensando en él, estaba perfectamente bien sola como estaba, y los rollos de una noche solo terminaban decepcionando, los juguetes eran más prácticos y nunca terminaban antes de tiempo o no alcanzaban tu punto g.

Hacía un rato habían entrado un grupo de tres chicas, probablemente un par de años mayores que yo, y que se habían dedicado a revolver hasta el último de los productos que allí teníamos; amaba mi trabajo, y ya me había acostumbrado a las diferentes estrategias que podían llegar a utilizar las personas una vez entraban al lugar. Podían variar de las más tímidas a las más escandalosas, podían simplemente curiosear, ir en busca de algo particular o esperar a que algún producto los inspire a probar algo nuevo, y aquellas chicas tenían algo en mente, era solo cuestión de darles un par de minutos más para que consultaran. Me acerque a donde se encontraban, acomodando delicadamente las cosas que estaban movidas de los estantes, no es que fuera una obsesiva del orden, pero los clientes solían dejar las cosas en orden diferentes en los estantes, y para así darles tiempo a que quisieran.

- Hola - dijo una de ellas, por fin aproximándose a mi.

- Bienvenida - le contesté con una sonrisa, poniendo mi cara profesional - ¿Puedo ayudarte en algo?

- De hecho si - dijo mirando nerviosamente hacia sus amigas y haciéndoles señas para que se acercaran también. - estamos planificando la despedida de soltera, para otra de nuestras amigas, y de verdad queríamos hacerle una noche picante y que fuera completamente para ella, y que se llevase algunas cosas que pudiera seguir usando después... pero estamos bastante perdidas.

Sonreí emocionada con la propuesta, sin duda era algo divertido y me encantaba su idea.

- Por supuesto - asentí - ¿Cómo es su amiga? ¿Ya tiene algo de experiencia con los juguetes? ¿Qué creen que estaría dispuesta a probar?

Con algo de información les fui mostrando a las chicas diferentes productos que creía que podían serles útiles, desde los vibradores y consoladores más clásicos, pequeñas balas vibradoras, lubricantes y lociones, las primeras cosas con las que ir probando. Aunque usualmente no me llevaba bien con muchas chicas de mi edad, se notaba que estas tres se tomaban en serio lo que estaban haciendo, y que tenían una mente abierta a las posibilidades; era increíble la cantidad de chicas que podían llegar a aparecer por la tienda pero pensando que todo esto era desagradable, pervertido y hasta enfermizo, como si el placer fuera algo malo. Feliz por la vuelta que había tenido el trabajo, había arrastrado unos cuantos productos al mostrador y les estaba mostrando varias combinaciones que podían llegar a llevarse a las chicas, y los precios a afrontar.

Fuego cruzado (MC - Iron Riders)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora