23.- El rayo ⚡

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—Me encantaría —lo beso—. Anda, vamos.

Entrelazamos nuestras manos y regresamos con nuestros acompañantes, en el camino veo que este lugar es enorme, aun así se ve llenísimo. Al pasar la media noche, Elizabeth y Graham se despiden y se retiran, Yan, comienza con su plan para dejarme sola con mi cita fallida de siempre.

—Ya me siento cansada, creo que debería de irme a casa —dice mientras termina su mojito número 32892829.

—Si ya estás cansada, vámonos —me levanto de mi lugar—. ¿Robert, la acompañamos?

—Por supuesto —él se levanta—, solo espérenme un momento —se aleja.

—Amiga, quiero dejarlos solos —me dice entre dientes.

—Yan, ya lo sé, conozco tus planes, pero no vamos a dejar que te vayas sola. Además, me iré a quedar a su casa —menciono sonriente.

—Amiga, disfruta antes de que te baje la regla, ya no tarda, recuerda que cuando yo termino y tú sigues.

—Sí, necesito disfrutarlo antes de que se me escape de nuevo o yo esté en números rojos —ambas soltamos una carcajada.

A lo lejos veo a Robert, antes de llegar ahí a nuestro lugar, me acerco a él.

—¿A dónde fuiste?

—A pagar la cuenta, pero Graham y Elizabeth se adelantaron —sonríe.

—Robert, quería decirte, yo traigo mi coche, ¿te parece si tú nos sigues hasta la torre y ahí dejamos Yan? —le consulto para estar sincronizada con su plan.

—Me parece buena idea —desliza sus manos por mi cintura y se acerca a mi oído—, así dejas tu auto y nos vamos en el mío.

—Que conveniente, McClain —le doy una mirada coqueta.

Regresamos con mi amiga, le menciono que ella irá conmigo, subimos a nuestros autos y emprendemos el camino de regreso a casa, cuando llegamos, yo entro directamente al estacionamiento, bajamos del auto y fuera en el callejón Robert nos espera, los tres vamos con Yan y la acompañamos hasta el departamento.

—Amiga, no tenían que acompañarme hasta acá —avienta sus tacones con fuerza para que caigan dentro de su habitación.

—Sí teníamos, me preocupa que anden siempre solas —menciona Robert.

—No pasa nada —Yan se acerca a mí, me abraza con un brazo y deja muchos besitos en mi mejilla—. Te amo, y porque te amo, te pido que ya te vayas —antes de que se separe le dejo también muchos besitos en su mejilla, y se separa de mí.

—Te amo más —le respondo—, gracias por mi sorpresa.

—No es nada —se despide de Robert igual que conmigo, pero solo dando un beso en su mejilla—. Cuídala mucho, McClain, mi amiga lo es todo.

—Lo sé, siempre la cuido —pasa su mano por mi espalda, pegándome a él.

—Ahora sí, ya váyanse, disfruten mucho.

Robert y yo nos reímos, le dejo las llaves de mi auto a Yan. Mi acompañante y yo damos media vuelta y salimos de mí departamento, de la torre, de la banqueta, ahí afuera está un hombre vestido de traje y corbata, junto a su auto, detrás hay una camioneta oscura y junto a ella otro hombre vestido de la misma manera.

—Señor —emite el hombre de algunos 35 años, se ve de la edad de Graham, es el que está junto a la camioneta.

—Sí, supongo bebí más hoy —McClain jala mi mano y nos acercamos a la camioneta—. Lexi, él es Salazar, es el encargado de mi seguridad.

Si Volviste A Mi Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora