24.- Otra fecha importante.

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Veo la bolsita de la copa menstrual totalmente lista para usarse, lo pienso por un momento, nunca la he usado. Antes de sacarla, veo mi celular, hay una llamada perdida de Nicholas de apenas hace media hora, rápido le regreso la llamada, unos cuantos timbres después, contesta.

—Lexi.

—Nicholas ¿Qué pasó?, ayer ya no me llamaste y no contestabas mis llamadas, me tenías preocupada —digo con reproche.

—Estoy bien —suena divertido—, estuve ocupado con unas cosas importantes que tenía pendientes.

—¿Más importante que tu amiga y representante?

—No, pero tiene que ver contigo, ¿podré verte hoy? —me consulta.

—Emm, sí. Mi hermano quiere hacer algo para mí, solo que no me ha dicho si en mi departamento o en el suyo, ¿te confirmo y nos vemos ahí?

—Claro, esperaré tu mensaje.

—Okay, nos vemos en un rato, te quiero —finalizo la llamada. Seguido busco el número de Yanell.

—¡Amiga!, ¿Cómo te fue? —pregunta ansiosa y energética.

—Yan, me fue genial, ya te contaré, necesito que me des un consejo, ¿tú ya usaste la copa?

—Ay no, ¿ya te bajó?

—Sí, siempre llevo toallas sanitarias conmigo, pero justo hoy no las llevo en mi bolso, lo cambié —menciono queriendo llorar.

Dude, tranquila, ¿por qué no le pides a Robert si puede ir a conseguirte unas?

—No está, salió temprano —respondo ya un poco desesperada.

—La verdad no la he usado pero he visto videos de como usarla, te los envío y así los puedes revisar —escucho como trata de animarme.

—¡Sí!, sí, sí, mándamelos.

—Okay, ya te cuelgo —dice.

Finalizo la llamada, un minuto después me llegan notificaciones de Yan, abro los videos que son de Instagram y me voy al baño, saco la copa menstrual e intento ponérmela de una forma, luego de otra, alterno posiciones, y después de un buen y largo rato tratando de usarla, la tengo puesta, pero comienzo a sentirme incomoda. Pongo la tapa del lavabo para mantener ahí el agua, y pongo a remojar el bóxer en el agua con jabón.

Voy al armario de Robert, busco otro bóxer y me lo pongo, bajo a la cocina, veo las fresas en el refrigerador y comienzo a comerlas, mis hormonas y mis antojos gritan alocadas «¡¡Siiiii, chocolateeeee!!». Reviso mis redes sociales, respondo unos cuantos correos, sigo sintiéndome incomoda con la copa, me levanto y siento como de nuevo, estoy manchando el bóxer que acabo de ponerme, la incomodidad que siento es demasiada.

Subo a la habitación donde dormí, entro al baño, me quito el bóxer, subo una de mis piernas sobre la tapa del inodoro, busco con mis dedos la copa, pero no la encuentro, al instante entro en pánico.

«¿Y ahora qué vas a hacer, Lexi?».

—No, no, no —saco los dedos de mi vagina, están manchados de sangre, tengo fugas con la copa, confirmo que no la puse como debe de ser—. Okay, respira hondo —de nuevo meto mis dedos, sudo, tiemblo—. ¿Cómo mierda no voy a encontrar la estúpida copa?

«Ahora la copa es la estúpida», me dice con ironía mi voz interior.

En el peor de los momentos, escucho como se abre la puerta de la habitación, estiro mi mano y empujo la puerta del baño, unos segundos más tarde escucho:

Si Volviste A Mi Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora