Junio, nuevo mes, nuevas metas laborales, nuevas vibras, y con nuevas vibras quiero decir que, necesito ver a mi hermano y poder arreglar las cosas entre nosotros. No estoy de acuerdo con sus actitudes, pero al final de cuentas es su pensamiento, debo respetarlo y no presionarlo a hacer algo que no quiere.
Por otro lado, las chicas 14, 17, 30 y 30.2 han regresado, con malas vibras recargadas porque lo siento, siento sus miradas pesadas. No tengo idea de que tanto les haya dicho Robert, pero sé que no les habló nada bonito, él es muy estricto y duro en su trabajo, claro, sin llegar a cruzar la línea del respeto.
A media hora de terminar el turno, el señor McClain me pide que vaya a su oficina antes de que me vaya. Lo hago, al finalizar el turno paso con su asistente.
—Hola, señorita Johnson, el señor McClain me ha mandado llamar, ¿puedo pasar o me anuncia? —pregunto amable, intentando hacer cómodo el momento.
—Si él la mandó llamar directamente, puede pasar —responde en un tono neutro lo cual agradezco.
—Gracias, permiso —le doy una última mirada, camino a la puerta de la imponente oficina del imponente hombre que me espera detrás, doy unos golpes y abro solo asomando mi cabeza—. ¿Puedo pasar?
Él alza su vista y me sonríe.
—Claro, adelante —se levanta de su lugar de trabajo y camina hacia a mí— ¿Qué tal tu primer día de un nuevo mes? —me toma de la mano y me invita a sentarme a uno de los sofás.
—Un poco pesado —me siento y él junto a mí. Ambos recargamos nuestros brazos en el respaldo para vernos de frente—. ¿Y tu día?
—Se podría decir que mejor que hace unas semanas —se ríe—. ¿Todo en orden?, te noto distante. —Acaricia mi pierna flexionada.
—Lo siento, sí, todo en orden, es solo que, —suspiro antes de continuar— he pensado mucho y creo que debo de ir con Alex a disculparme, no me gusta que estemos así.
—Lex —se acerca más a mí—, entiendo que quieras estar bien con él, de hecho, soy el primero en estar de acuerdo en que hablen y se reconcilien, pero no creo que debas disculparte, expusiste tus sentimientos ante él, no deberías disculparte por ello —piensa unos segundos—. Mmh, tal vez por el «Jodéte, Alex», pero como su amigo, siento que de alguna forma se lo merecía.
Eso último me hace sonreír. Suspiro. Pienso un momento.
—¿Crees que sea buena idea hacerle una visita improvisada? —le miro sintiéndome un poco nerviosa por su respuesta. Él es su amigo y sabe lo que mi hermano le ha dicho de mí.
—Yo digo que es buena idea, soy el primero en querer que ustedes estén bien. Si te parece bien puedo llamarlo, quedar con él y estar presente por si se presenta algo.
—Me parece muy buena idea. —Beso sus labios—. Si las cosas se ponen pesadas, me gustaría sentirme apoyada al menos con verte a los ojos —confieso sin dejar de mirarlo. Robert acaricia mi mejilla en el momento en que tocan la puerta. Me alejo un poco de él.
—¡Pase! —alza la voz para que alcancen a escucharlo. Se abre la puerta y se asoma su asistente.
—Permiso, señor McClain, estoy por irme, contabilidad ya me envió los balances que usted solicitó y ya los envié a su correo, ¿necesita algo más antes de irme? —pregunta sonando muy profesional.
«¡Bien, 30.2!»
—Es todo por hoy, señorita Johnson, vaya a descansar, nos vemos mañana.
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Si Volviste A Mi Vida.
Roman d'amourLexi crea un proyecto para su trabajo; pero un inesperado viaje le hace revivir sentimientos al reencontrarse con su amor de adolescencia. *** En busca de ayudar a expandir la empresa donde trabaja, Alexandra Goldwyn: la mano derecha del presidente...