—Alexandra —la forma en que dice mi nombre me descoloca, sonaba tan... relajado.—Hola —es todo lo que puedo emitir.
No esperaba encontrármelo aquí, a esta hora, con ese aspecto. ¡Argh contrólate Lexi!
Quité mi abrigo y lo colgué en el perchero cerca de la entrada.
— ¿Qué ibas a decirnos? —interroga mi hermano—, le preguntamos a Rob si ya te habían dado una respuesta, pero no nos quiso decir, dice que eso te corresponde —gira un poco su cabeza para darme atención.
—Emm, bueno, sí, aprobaron mi propuesta —le sonrío—. La estupenda noticia es: que Nick está buscándome un departamento, no quiere que siga en el hotel —ensancho mi sonrisa a él y mi cuñada.
Claro que esa no era la estupenda noticia, era la propuesta aprobada, pero no quiero que mi casi socio me viera así por eso.
— ¡Lexi, felicidades! Justo como lo dijiste —mi cuñada se acerca y rodea mis hombros con su brazo—, tu jefe te está consintiendo y cumpliendo lo prometido.
—Sí, eso es lo que me importa, pronto me mudaré y espero que también me visiten, como yo a ustedes —menciono sin dejar de sonreírles, ignorando por completo la presencia de ese individuo que mueve mi piso cuando está cerca.
— ¿Segura que no quieres vivir aquí? No me gusta que estés sola en una nueva ciudad —comenta Alex.
— ¡Dios! Alex, no, estaré bien, lo agradezco mucho, pero, esté o no en una nueva ciudad ya lo dije, ustedes necesitan su espacio y la verdad es que también yo el mío —él me hace una mueca, para aligerar el ambiente pregunto—: ¿Qué celebran?
—Nada, hay partido de americano —explica mi hermano— ¿Tienes hambre? Trajimos pizza y Rob trajo hamburguesas —mi hermano clava su vista a la pantalla.
Miro a Robert, quien se acerca a nosotras. Con dos botellas de cerveza.
— ¿Gustan una? —ofrece, y con habilidad quita la ficha con el anillo que traía en su dedo medio.
—Gracias —sin dejar de verlo a los ojos tomo la cerveza que abrió.
Destapa la otra también y mi cuñada la toma, él regresa a la cocina por dos cervezas más y toma asiento al lado de mi hermano. Nat toma dos hamburguesas, me guía a su habitación sin decir nada, abre la puerta doble de vidrio donde había un pequeño balcón, pone dos cojines en el piso y me indica que me siente, afortunadamente la media barda de concreto -reemplazando una barandilla- nos cubre del frío. Ambas nos sentamos, me da la hamburguesa, primero bebo un trago largo a mi cerveza.
—Lexi —capta mi atención y muerde a su hamburguesa.
— ¿Sí? —imito su acción, saboreando de mi comida rápida favorita.
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Si Volviste A Mi Vida.
RomansaLexi crea un proyecto para su trabajo; pero un inesperado viaje le hace revivir sentimientos al reencontrarse con su amor de adolescencia. *** En busca de ayudar a expandir la empresa donde trabaja, Alexandra Goldwyn: la mano derecha del presidente...