45. California.

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Es impresionante ver como muchas veces vivimos en modo automático. Ves a las personas ir de un lado a otro, unos van emocionados y nerviosos a emprender ese primer viaje tan esperado, un viaje en pareja o con amigas, los que van a prisa hablando por teléfono porque les surgió un viaje de trabajo. 

La vida pasa tan rápido y a veces uno mismo se siente en cámara lenta, solo viendo pasar la vida de los demás…

—¿Ya aterrizaste o sigues en las nubes? —dice mi amigo pasando su mano frente a mi rostro, sacándome de mis pensamientos.

—Perdón, hola —me dejo envolver en sus brazos, su olor es el mismo de siempre, perfumes Armani o Dior.

—¿Qué tal el viaje de regreso?

—Estuvo bien, fue rápido —le sonrío mientras lo dejó tomar mis maletas.

—Eso es bueno —me sonríe y me mantiene pegada a su cuerpo mientras caminamos hacia la salida—, afuera ya nos esperan, el resto de tus cosas y sus autos los vamos a mandar traer en estos días, pero por el momento te prestáremos un auto de la empresa, así que no te preocupes por eso.

—Gracias, Nick, has sido de muchísimo apoyo, siempre.

—Eres de mis amigas más cercanas, quiero que estés bien —llegamos hasta su camioneta, su chofer y jefe de seguridad sube las maletas y subimos.

Cuando llegamos a mi departamento espero encontrarme con olor a húmedad, ambiente caliente y polvoso, pero en cuanto abro la puerta, huele a limpio, no hay rastro de polvo y el clima esta encendido.

Volteo con Nick y solo puedo sonreírle.

—Me encargué de que se le diera mantenimiento a tu hogar durante tu ausencia, alguien viene a desempolvar y regar tus plantas cada ciertos días, espero no te moleste.

—Para nada, pero es demasiado Nick, voy a pagarte todo esto…

—No te estoy cobrando —se ríe y deja mis maletas en la estancia—, por cierto el clima pedí que lo dejaran encendido, es verano y está demasiado caliente la temperatura.

—Sí, creo me hacía falta el calor de California —respiro hondo y suelto lentamente el aire.

—Bien, me voy, te dejo descansar, si necesitas algo más avísame —besa mi mejilla y me abraza—. Y por favor, ve a tu oficina hasta el lunes, por hoy descansa.

—Te tomaré la palabra, tengo algunas cosas que hacer —nos separamos, nos miramos a los ojos unos segundos luego él se va.

Camino lentamente por todo mi departamento, está como lo dejé, pero limpio. Entro a mi habitación, hay una flor amarilla sobre la cama y una nota, las tomo, olfateo la flor, suspiro, leo la nota.

     «Te alcanzo el lunes, Boo… te ama, Yan»

Sonrío ante el acto de mi amiga, me recuesto en mi cama, cierro los ojos y caigo en un sueño profundo.

Después de haber dormido una siesta, me despierto, preparo algo de comer, y reviso por milésima vez una imagen en mi teléfono, es la captura de pantalla de una psicóloga aquí en California, viendo su información por unos minutos más, decido llamar para realizar una cita.

El teléfono suena algunas tres o cuatro veces y cuando voy a colgar del otro lado responden.

—Oficina de la psicóloga Rider.

—Hola, buenas tardes —respondo con el nerviosismo apoderándose de mi estómago—. Me gustaría saber si hay posibilidad de agendar una cita con la psicóloga.

—Claro que sí, ¿qué día le interesaría?, para revisar la agenda y saber los horarios disponibles.

—¿Usted me puede decir cual es el día y horario que tiene disponible y que sea lo más pronto posible? —respondo, si voy a hacer esto, lo haré de una vez por todas.

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⏰ Última actualización: Jul 16 ⏰

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