1800

6 0 0
                                    

A la par hasta aquí,

Hasta el final juntos.

Hasta después de todo aquí me tienes, aquí estoy.

No te rindas hasta rendirla tentación.

No te rindas hasta rendirla tentación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-y lo más importante... ¡NO, HAGA, NADA, ESTÚPIDO!- Advirtió Castelli mientras acomodaba al herido para el vuelo. No era secreto que todos "Esos" aviones... no... "Esos" Mirage... no, "Ese" Mirage en particular no evitaban los límites ni se privaban de ejecutar las más osadas maniobras porque querían y podían. Pero Leónidas tenía averiado un plano. Y no sólo eso... trasladaba un herido que podía morir por el G devenido de maniobras violentas- Lo que más asustaba al mecánico era no entender del todo qué entraba en la categoría de "Arriesgado" para el criterio  del caza.

-Entendido- Dijo y carreteó al ser autorizado. Iba cuidando cada variable. Siempre en el límite de lo seguro en su condición. Siempre seguro. Pero como de costumbre, siempre al límite. Mercado tomó el acelerador a los 770 kilómetros por hora y lo sostuvo firme- ¿Por qué me detiene, Capitán?, ¿Desconfía de Mí?-

Te conozco como que fuiste mi instructor. No quiero que busquen nuestros restos en cinco provincias. Además... Creo que no llego-Sentenció lo último al borde de la resignación. Leónidas no requirió explicaciones para interpretar ese "No llego".

-Cuando le dije eso en Malvinas Usted insistió en lograrlo... y me trajo de vuelta. Hoy le devuelvo el gesto. Hoy terminamos esto juntos. Yo no lo dejé. No me deje Usted. ¿Como en Malvinas?-

-Como en Malvinas- Respondió soltando la palanca para que su camarada trabaje a piacere, realizando un monumental esfuerzo tanto por continuar alerta como por regalarle al avión la misma confianza total que el mismo "Puñal" había tenido con el una guerra atrás.

-No se me calle por favor. Quiero saber que no me deja- Y así el Mirage comprendió acabadamente lo que significa para un argentino bien nacido el himno nacional.


-¡Los encontramos!- Gritó Fiedrich acelerando la camioneta arrancada sin llaves para llegar con Valentino. Si bien lo primero que vió  al igual que su camarada fue el turbohélice sin planos quedó más impactado por lo segundo. por ese Marcos pálido, cubierto de hollín, ensangrentado, maltrecho... Helado. La sola idea de tocarlo les daba una mezcla espantosa entre asco y miedo a cual se debieron sobreponer para evacuarlo- ¿Aguantan hasta que los saquemos?- Consultó a los que combatían dentro del establecimiento industrial.

-¡Nos estamos retirando! ¡Nos pasaron por arriba! ¡Es "La última" o nada!- Respondieron. Los mecánicos engancharon al Pampa y pusieron a su destartalado camarada en la caja del vehículo medio atado así nomás.

-Quien maneje. Rápido, por favor. Allende se muere- La advertencia fue innecesaria pero real. Fiedrich salió arando mientras a lo lejos más vehículos los perseguían recortando paulatinamente el trecho de ventaja.

crónicas ficticiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora