Capítulo 28. Rancho

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- Mi amor... no te muevas mucho quieres? -- se recarga en el asiento

- Pero ma! Estoy ansiosa ‐- se queja

- Yo sé -- toma aire -- Dame tu mano para que te tranquilices

- Sigues muy mareada? -- obedece

- Si, dimos demasiadas vueltas -- ríe

- Mi hermanito se está manifestando -- canta

- Fíjate que no, después de hacerme esas pruebas fui a consulta -- aprieta leve su mano -- Es el efecto secundario de mi medicamento

- Ahs -- se queja -- Bueno pónganse las pilas porque me aburro en casa y quiero una bolita de grasa para torturar

- Valentina -- la mira

- Digo! Darle amor -- sonríe inocente

- Ven aquí -- la trae a un abrazo -- Y si mejor le dices a tu papá que te dé un hermano

- Perate a que al menos haya confianza no? -- ríe -- Mamá! Hasta que eso pase tú ya podrías darme uno

- Con lo confianzuda que eres hija mía, podrás pedírselo a tu papá esta misma semana -- besa su cabeza

- Pero! -- hace puchero

- A ver, porque tanta insistencia? ‐- la mira

- Porque si no me llevo con mi papá, si me da un hermano no lo podré ver todas las veces que quiera -- acuesta la cabeza en su pecho -- Pero si mi mamacita linda, me cumple el milagrito, podré estar todo el tiempo con mi hermano

- No me convence -- soba su espalda






Durante los siguientes minutos Vale siguió tratando de convencer a su madre, el chófer escuchaba la platica con una pequeña sonrisa, se había hablado tanto de la hija del patrón en esos días, ya hasta estaba corriendo una apuesta sobre la personalidad que tenía. Muchos de ellos creían que Valentina era una niña algo creída por la zona en la que había vivido toda su vida, el colegio al que asiste y bueno por como Altagracia viste, era lo primero que podías pensar.

Unos cuantos nada más habían apostado a todo lo contrario, incluyendo al chófer quien estaba muy contento pues ganaría la apuesta. Atravesaron las puertas del rancho en cuestión de minutos, Valentina se había emocionado un montón cuando vio pasar los caballos que eran llevados por unos hombres, la camioneta se detuvo a unos cuantos pasos de la puerta, rápido dos hombres más se acercaron para abrirles la puerta y ayudarlas a bajar, Vale se asusto un poco al ver las armas por lo que decidió quedarse pegada a su madre.






- Hola -- sonríe el capataz -- El patrón vendrá enseguida, fue a buscar el regalo para la señorita

- Para mí? -- sonríe

- Pus claro! El patrón está muy emocionado, desde hace harto tiempo que no lo veía así -- limpia sus manos con un trapo

- Por qué andas ventilando todo lo que pasa en el rancho Guitierrez? -- aparece con el caballo

- Perdone patrón, no lo vi -- se disculpa

- Hola Valentina -- sonríe

- Hola -- dice algo tímida

- Tu mamá me dijo que de chica te encantaban los caballos -- lo acaricia -- Espero que todavía te gusten

- Amo los caballos ‐- sonríe






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