Capítulo 22. Soy Yo

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Ricardo tomado por su ira disparo siete veces a la espalda de Chalo, con cada disparo se fue acercando hasta poder tomarlo del hombro sabía que aún podía escucharlo por lo que le susurro algo al oído antes de empujarlo lejos de Altagracia, al verla de cerca pudo notar que se había lanzado al piso a propósito, al parecer Chalo disparó pero no la había acertado, sin embargo todo el ruido le había echo mucho daño.

Con cuidado se agacho tomándola del brazo para que reaccionara de ahí la ayudo a ponerse de pie, no se resistió pues al estar en shock había vuelto a perder la audición pero no por completo, sólo escuchaba muy lejos, Ricardo la condujo por el camino que antes habían echo, por suerte había pedido que acercaran la camioneta en caso de algún accidente, ambos se quedaron ahí dentro por varios minutos nada más para que Altagracia recuperará la audición.





- Estás bien? No te hizo nada verdad? -- la analiza

- Quién eres? -- pregunta en lo que se quitaba ambas manos de sus oídos

- Que mala memoria tienes güera -- sonríe negando -- Voy a llevarte a mi hacienda, sólo para que te revisen, ahí podremos hablar, luego te prometo que puedes regresar a casa -- le hace señas al conductor

- Y que te hace pensar que iré contigo? -- amaga abrir la puerta pero ya le habían puesto el seguro

- Bueno, vine a salvarte y ya nos conocíamos, fue hace mucho tiempo -- se acomoda en el asiento -- Y tenemos algo en común que nos une





Durante esos minutos en la camioneta sin poder escapar se dedico a tratar de calmarse, si el quisiera hacerle daño no se estaría tomando la molestia de dejarla consciente o permitirle ver el camino, mucho menos hablar, esta situación era demasiado extraña, ahora estaba siendo raptada por un narcotraficante o que? Tuvo esa certeza cuando en la entrada de la hacienda vio a varios hombres muy bien armados.

Al entrar a la propiedad pudieron ver que un doctor bajaba de otra camioneta muy parecida a las otras que estaban estacionadas, el tipo que la había salvado y ahora raptado la condujo hasta un cuarto de la hacienda, allí fue examinada por el doctor que sólo le indicó unos días de reposo además de las pastillas que ya conocía por suerte el traía ya que ella dejo su bolso con Matamoros, ambos hombres se despidieron con un apreton de manos y volvió a estar sola con su secuestrador.





- Toma tus pastillas -- le sirve un poco de agua -- Y podremos conversar, se que estás ansiosa por eso

- Al menos dime tu nombre no? -- obedece

- Soy Ricardo -- arrastra una silla para estar frente a frente -- El papá de Valentina

- Que!? -- se atraganta con el agua comenzando a toser

- Si -- ríe bajo -- He estado velando por ustedes desde hace un tiempo ya, por eso te fui a rescatar, nunca dejaría que les pasará algo -- dice sincero

- Por favor dime que recuerdas lo que paso cuando dejamos la casa de Eunice -- suplica -- Necesito saber que hiciste

- Iba a llevarte a tu casa -- aclara -- Pero viste a León besarse con una de las chicas que salía de la fiesta también, al parecer el la vino a buscar

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