Capítulo 50.

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Marco POV

Había pasado el día con mi padre y me encontraba en el coche. Iba a casa de mi madre y así podría ver a Erika, que había estado un poco distante desde la última vez que la había visto.

Me paré en el semáforo cuando el móvil comenzó a sonar. Alcé el brazo para cogerlo, descolgué y puse el altavoz.

"Marco, tío, ¿donde estás?"

Era Marcel.

"En el coche, ¿qué pasa?"

"Habíamos quedado en tu casa hace quince minutos." ¿De verdad? "Llevo un rato esperandote, ¿vas a venir?"

"Sí claro." Me acababa de fastidiar los planes. "No tardo en llegar."

Tuve que cambiar de dirección porque no me quedaba mucho en llegar a casa de mi madre. Callejeé un poco y salí a la avenida principal para llegar a mi barrio. 

Marcel se encontraba apoyado en su coche con los brazos cruzados. 

Más me valía ponerle una buena excusa, porque no me había acordado de que habíamos quedado.

"Tío, lo siento. Había atasco y..."

"Marco." Marcel arqueó las cejas. "No te has acordado, no me cuentes historias."

No pude evitar reirme, Marcel me imitó.

"Lo siento, de verdad." Abrí la puerta y dejé a mi amigo pasar. "¿Habíamos quedado por algo en especial?"

"Mi maleta." Me recordó. "Te la llevaste a Barcelona, a parte de que no tenías nada que hacer y me habías invitado a cenar."

Cierto.

"Ya me acuerdo..." Dejé las llaves en el recibidor. "Acompañame arriba, está en mi cuarto."

Subimos las escaleras y abrí la puerta de mi dormitorio. Todo estaba ordenado, y su maleta se encontraba encima de la silla que se encontraba al lado de la ventana.

"Ahí la tienes." Dije señalandola. "Gracias."

"No hay de qué." Respondió. "Por cierto, ¿qué son esas cajas?"

Me giré y ví dos cajas de cartón al lado de mi armario. 

"Creo que son de la mudanza." Me acerqué a ellas y las cogí en peso. "De casa de mi padre, pero son de mi madre."

Marcel se sentó en la cama mientras yo abría una de ellas. No quería ser cotilla, ni registrarle las cosas a mi madre, pero quería saber si eran cosas importantes para llevarselas o no. Aunque me extrañaba que no las hubiese echado en falta.

Aparté las solapas y vi algunas figuras envueltas en papel de periódico viejo. También había un álbum de fotos, que nunca había visto.

"¿Qué es eso?"

No respondí a Marcel, simplemente saqué el album y me senté en la cama.

"Que raro." 

Abrí el album y vi fotos antiguas de mi madre. Sobre todo con mis tíos y algunos amigos. Pasé las hojas hasta que llegué a una que estaba suelta. Las anillas estaban rotas así que las fotos estaban movidas. 

Levanté el plástico y saqué las fotos, una de ellas estaba doblada. La cogí para intentar alisarla con la mano cuando me dí cuenta de quién aparecía en la foto.

"No puede ser."

Erika POV

Estaba tumbada en la cama con el móvil entre las manos esperando a tener noticias de Marco. No sabía nada de él excepto que se iba a pasar el día con su padre. Eran casi las ocho de la tarde y no me había vuelto a decir nada desde las diez de la mañana.

De pronto escuche la puerta del dormitorio y me incorporé de la cama rápidamente.

"Erika" Leon asomó la cabeza por la habitación. "Eh... ¿Esperabas a otra persona?"Preguntó con las cejas arqueadas.

"¿Qué haces que no estás con Alexis?" Respondí con una sonrisa forzada.

"Oye Erika..."

"No tienes que darme explicaciones." Le respondí dejando el móvil a un lado. "¿Han llegado papá y Manuela."

Leon asintió y se apoyó en el marco de la puerta cruzando los brazos.

"¿Cuando nos lo piensan decir?" 

"No lo sé." Respondí con el ceño fruncido. "No se si es pronto para que nos lo digan, o si tenemos que ser nosotros los que se lo digamos a ellos."

"Marco nos mata." 

"Marco no está aquí." 

Me levanté de la cama y esquivé a mi hermano para bajar al comedor. No quería enfadarme con Marco, sería bastante egoista por mi parte hacerlo, estaba con su padre y tenía derecho a estar con él, pero el miedo se apoderaba de mi. No estaba preparada para recibir la noticia, aunque ya la supiese.

Ayudé a mi padre a preparar la cena mientras que Leon y Manuela ponían la mesa. Comenzamos a cenar y los únicos que hablaban eran ella y mi padre. Leon y yo nos mirábamos de vez en cuando.

"¿Ocurre algo?" Preguntó mi padre al notarnos tan callados.

"No." Leon negó con la cabeza y luego me miró. "¿Por?"

Vi como Manuela agarraba la mano de mi padre y se dirigían una mirada. Esta asintió con la cabeza y mi padre se tensó.

"Chicos." Nos llamó. "Tenemos que daros una noticia."

Mi hermano y yo nos volvimos a mirar. Nos lo iban a decir.

"¿Qué noticia?" Preguntó mi hermano disimulando.

"Manuela y yo..." Mi padre la miró y me sentí la persona más ruin del mundo. Mi padre estaba pasandolo mal y mi hermano y yo ya sabíamos lo que iba a pasar. "... nos vamos a casar."

Mi hermano abrió la boca exageradamente para hacerse el sorprendido. Si mi padre no estuviese tan nervioso por la noticia, se hubiese dado cuenta de lo mal que actúa Leon. Sin embargo estaba más preocupado de mi que de mi hermano.

"¿Erika?" Preguntó mirandome.

Me quedé callada sin saber muy bien que decir. Desvié la mirada y noté como mis ojos se empañaban en lágrimas.

Erika, no llores.

Una lágrima recorrió mi mejilla. No quería que se casasen, eso suponía que oficialmente mi padre estaba con otra mujer y aquello me destrozaba. Vale que había aceptado que mis padres ya no se querían, pero a penas había pasado el tiempo, todo había pasado muy rápido; separación, divorcio, boda.

"Erika..." Mi padre nombró mi nombre con miedo. "... Erika... ¿qué dices?"

"¿Qué digo?" Le miré mientras caían más lágrimas. "No se para que preguntas si al final vas hacer lo que quieres."

Mi padre y Manuela intercambiaron miradas.

"Erika, es muy importante vuestra aprobación." Dijo ella agarrando la mano de mi hermano.

"Me parece precipitado." Respondí. "No lleváis ni un año ¿y ya os queréis casar?"

"Veras cariño, Manuela y yo ya nos conocíamos." Dijo mi padre.

Negué con la cabeza y me limpié las lágrimas.

"¿Pensabais contarlo antes?" Pregunté levantando la voz. "Digo, esto de que ya os conocíais, espero que no estuvieses engañando a mamá, porque te juro que salgo por esa puerta y..."

"No." Mi padre parecía ofendido, pero tenía que preguntarlo. Las cosas no encajaban. "Nos conocíamos de antes, yo nunca he engañado a tu madre Erika."

"Si te dejases de secretos no dudaría de ti." Espeté. "Espero que sea lo único que no nos hayas contado."

Me levanté de la mesa y a pesar de escuchar a mi padre llamándome salí del comedor y me encerré en mi cuarto.

Creía que al saber la noticia me lo tomaría de otra manera, pero estaba visto que no.  Me sentía mal, decepcionada, cansada de que nada en mi vida saliese bien y sobre todo confusa. 

Mi padre se merecía ser feliz, pero yo también me merezco que me cuenten la verdad.

Vidas Cruzadas. « m.r »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora